Nacho Cartes
Esta es la undécima temporada consecutiva del Zaragoza en Segunda División. Un club acostumbrado a la máxima categoría del fútbol español y a que si tenían que bajar al infierno durase poco lleva mucho tiempo quemándose. Esta última década ha sido muy dura para los blanquillos, pero su afición sigue estando ahí y tras muchos sinsabores la ilusión empieza a emerger esta temporada.
En los últimos 10 cursos (excluyo el actual) han estado cerca de regresar al lugar que por historia les corresponde, pero también han visto desde no demasiado lejos los puestos que enviarían a un lugar peor que un infierno a un histórico. Cómo olvidar la temporada 2020-2021 en la que hasta la llegada de Juan Ignacio Martínez el irse a la categoría de bronce parecía una posibilidad demasiado real. Y eso que solo unos meses antes habían jugado el playoff por el ascenso.
Todo eso ha cambiado y la ilusión en Zaragoza es máxima. En cuanto se fueron conociendo algunos fichajes se vio como la afición se iba sintiendo representada con el proyecto y soñando con lo aquello que ansían recuperar desde mayo de 2013. Se volcaron a la hora de abonarse los maños y Juan Carlos Cordero seguía trayéndoles incorporaciones de nivel (aunque el mejor fichaje ha sido su llegada). Una cosa son los nombres y otra cuando empieza a rodar el balón y en eso el Real Zaragoza también ilusiona.
La realidad es que ha ganado sus tres primeros partidos. Su fútbol no ha sido el más brillante, pero se están mostrando muy seguros. De hecho, dos de esos tres triunfos los han conseguido gracias al balón parado, pero dan la sensación de que tienen incorporada la dinámica de campeón. Esa que su entrenador ya vivió en Segunda cuando consiguió ascender con el Elche. Fran Escribá quiere volver a ascender, exactamente lo mismo con lo que sueña la ciudad de Zaragoza.
Tiene mucho margen de mejora el equipo y si encima cuenta sus partidos por victoria, lo que debe estar por llegar puede ser precioso para sus hinchas. La realidad es que es el máximo aspirante al ascenso, al menos para mí. Si bien es cierto, el mercado no ha terminado, pero Valladolid y Espanyol necesitan mucho con lo que reforzarse para conseguir una plantilla tan compensada e igualada en nivel como la de los blanquillos. También habrá que ver cómo invierte el Elche el dinero que reciba por Lucas Boyé, tampoco hay que olvidarse del Andorra, pero todo el mundo sabe que en Zaragoza siguen esperando a la guinda de un período de fichajes excepcional, porque aunque no llegue Bebé u otro jugador seguirán teniendo un equipazo. Un hecho que ya conocen sus rivales y que lo hacen, para mí, el rival a batir de la categoría.
Solo basta con mirar al banquillo durante los partidos para saber que los que lo ocupan son de un nivel altísimo, tienen margen de mejora y encima están mostrando el gen ganador. Muchos seguidores del Zaragoza no quieren ni oír hablar del playoff por aquello de que han caído tres veces en él, pero este equipo puede ascender de forma directa y también podría hacerlo en duelos directos. La realidad es que la pinta del Zaragoza a 27 de agosto es la de un gran aspirante al ascenso, luego en el fútbol todo puede cambiar, pero sin duda, la afición maña tiene todo el derecho a ilusionarse con los suyos. Este puede ser el año de dejar atrás el infierno y volver a su lugar.