Villarreal
Almería
Una vez más, se cumplió el dicho. Había entrenador nuevo y también hubo victoria segura. Eso sí, al Villarreal le costó un mundo dejar los tres puntos en La Cerámica. De hecho, fue el Almería el que gozó de más y mejores ocasiones a lo largo del encuentro, pero un tanto de Sorloth sobre la bocina dejó a Vicente Moreno y los suyos con el rostro serio, llevando la sonrisa a un conjunto castellonense que, pese al triunfo, dejó muchas dudas con su juego.
El Villarreal trató de llevar desde el inicio del partido el peso del mismo. Tocaban y tocaban los de Pacheta, que dispuso un once con las grandes novedades de Gabbia como central y el debutante Carlos Romero en el lateral izquierdo en lugar del sancionado Pedraza. Pero ese fútbol-control de los amarillos no se traducía en ocasiones de peligro.
Al conjunto castellonense le faltaba mayor velocidad para tratar de sorprender a la ordenada defensa de un Almería valiente, que no dudaba en lanzarse al ataque con veloces contragolpes cada vez que robaba el balón. A los 4 minutos, de hecho, Luis Suárez ya había avisado con un potente chut al que Jörgensen respondió con una buena mano.
Fueron creciendo poco a poco los pupilos de Vicente Moreno, cada vez más entonados sobre el césped de La Cerámica. Así, en el 17’ llegó la acción polémica del encuentro, al reclamar penalti Embarba por una entrada de Capoue. Poco después, Arribas no controlaba un balón franco en el área y pasada la media hora, el remate de Luis Suárez se marchaba alto.
El premio a esa insistencia llegó al filo del descanso. Akieme rompía la línea del fuera de juego y aprovechaba un buen pase a la espalda de la zaga local para plantarse ante Jörgensen y fusilarlo. Sin embargo, en un final loco del primer tiempo, el Villarreal hizo el empate a uno en el 50’. Carlos Romero se internó por la izquierda y su pase atrás, después de tocar en Baena, no lo desaprovechó Gerard Moreno en boca de gol.
Con un Villarreal volcado se llegó al descanso, con empate a uno en el marcador. Pero tras el paso por vestuarios, el guion no varió demasiado. Parecieron salir los de Pacheta con las ideas más claras, pero las ocasiones seguían siendo del Almería, que tuvo el gol en las botas de Luis Suárez, cuyo disparo se marchó fuera por poco, o Ramazani, que se topó con el pecho de Jörgensen.
A los locales no les quedaba más remedio que intentarlo con disparos lejanos y el partido se convertía por momentos en un correcalles del que sacaba más provecho un Almería más punzante, para desesperación del público de La Cerámica, que en el minuto 94 estallaba de júbilo con un cabezazo de Sorloth a la red tras un buen centro de Alberto Moreno. Sin duda, un importante balón de oxígeno que no debe esconder la realidad: Pacheta tiene mucho trabajo por delante todavía.