El Valencia va a recuperar la normalidad competitiva a partir de este lunes en el cual comenzará a preparar la recta final del año 2024 que es importante, no sólo para el equipo, sobre todo para su entrenador Rubén Baraja, quien se juega su continuidad. La situación deportiva del Valencia en la clasificación es dramática y el equipo de Mestalla necesita victorias o de lo contrario imperará la primera regla escrita del fútbol cuando no hay resultados.
El Valencia ha hecho uno de los peores comienzos de temporada en LaLiga que se le recuerdan al equipo blanquinegro. El club de Mestalla sólo ha conseguido 7 puntos en los 11 partidos que ha disputado y es colista en la clasificación de Primera división. Por tanto, actualmente descendería a Segunda división. Poco importa que tenga dos partidos menos disputados que el resto de sus rivales, que tiene que recuperar frente a Espanyol y Real Madrid, las sensaciones son muy malas y es por ello que el puesto de Rubén Baraja como entrenador del valencia corre seriamente peligro.
Rubén Baraja y el Valencia afrontan un tramo de la temporada clave ya que de aquí a final de año el equipo blanquinegro tiene que disputar seis partidos de LaLiga y, al menos, uno de Copa del Rey. El Valencia de Rubén Baraja necesita victorias y puntos, pero no lo tendrá fácil ya que el calendario que se le viene no es nada sencillo.
Para comenzar tiene que disputar un partido contra el Betis, al que luego le seguirán encuentros contra el Mallorca y el Rayo Vallecano en LaLiga. Los tres actualmente están en la zona media alta de la clasificación de Primera división y están en la pelea por disputar competición europea la próxima temporada. Tras el duelo contra el Betis, el Valencia se jugará seguir vivo en la Copa del Rey contra el modesto Parla Escuela de Madrid al que debería superar sin problemas a priori por la diferencia de categoría que existe entre los dos equipos.
Posteriormente, vienen las pruebas de fuego serias para el Valencia en LaLiga, ya que el equipo que entrena Rubén Baraja se enfrentará, antes de cerrar el año, a tres rivales directos en la pelea por la permanencia en Primera división: Espanyol, Valladolid y Alavés. Si el técnico sigue por entonces y no saca buenos resultados lo lógico es que se ejecute la máxima del fútbol cuando no hay buenos resultados en un equipo y el club prescinda del entrenador.
El fútbol es así de cruel. Los resultados anteriores valen de poco y los logros del pasado menos. Es lo que le pasa a Rubén Baraja que salvó al Valencia del descenso a Segunda división hace dos temporadas y la anterior dejó al equipo de Mestalla en la novena posición de la clasificación.