En los últimos años la afición del Valencia Club de Fútbol ha visto desfilar a una infinidad de entrenadores por el banquillo local de Mestalla. Sin ir más lejos, esta temporada ya ha presenciado la destitución de Rubén Baraja y la contratación de Carlos Corberán, del que esperan sean el hombre que pueda sacar al equipo del atolladero en el que se encuentra temporada, aunque tampoco sería descabellado que el técnico valenciano pudiera acabar como su antecesor si no logra victorias en LaLiga en las próximas jornadas.
Sea como fuere, el banquillo del Valencia es uno de los más calientes en las últimas temporadas y eso bien lo sabe un exjugador che que ahora es entrenador como el Kily González. Protagonista de una de las épocas más exitosas del Valencia, como aquel equipo que conquistó la Supercopa de España en la temporada 99/00 o LaLiga en la temporada 2001/2002.
Tras colgar las botas en 2011 en su Rosario Central, el Kily González comenzó su andadura en los banquillos en la cantera 'Canalla' hasta ascender al primer equipo en 2020, al que dirigió durante un total de 68 encuentros antes de dejar el banquillo en marzo de 2022. En junio de 2023, el Kily encontraría nuevo destino con el Unión Santa Fe, del que sigue siendo su entrenador a día de hoy. Pero el exjugador del Valencia, a sus 50 años, sabe que algún podría tener la oportunidad de dirigir en Europa, sobre en España, pues es consciente de que el Valencia sigue sus evoluciones y de que su nombre estuvo encima de la mesa cuando destituyeron a Rubén Baraja.
"Estoy en contacto con la gente de Valencia. Por lo que me ha llegado, estoy siendo visto de una manera muy particular, porque he jugado cuatro años ahí y eso también es importante para poder llegar a ser entrenador en un club", reconoció el técnico argentino en declaraciones a ESPN.
"Pero lo primero hoy es Unión. Yo estoy comprometido y voy a hacer todo para que nos vaya de la mejor manera. El día de mañana, veré si sigue estando esa posibilidad", expresó el Kily González, que también habló sobre su sueño de poder entrenar algún día en Europa. "Uno siempre intenta crecer y seguir aprendiendo de un montón de situaciones para poder dar ese salto que todo el mundo sueña, tanto el jugador de fútbol como el entrenador. Lo que yo no tolero es la comodidad. La relajación lleva a la mediocridad. En ese sentido, no me lo permito", finalizó.