El Sporting de Gijón es uno de los muchos equipos que se van a jugar en las últimas seis jornadas de LaLiga Hypermotion un puesto para el play-off de ascenso a Primera división. La escuadra asturiana estuvo en su momento incluso en la pelea por subir de forma directa, pero su irregular racha de resultados reciente le ha dejado con 55 puntos a seis de la segunda posición y hasta ocho de la primera. Puede remontar sí, pero lo tiene realmente complicado.
Con tal escenario (y objetivo), en el Sporting están viendo como la mala suerte se cruza en su camino en el peor momento posible. ¿Por qué decimos esto? Pues porque cuenta con hasta ocho probables ausencias de cara a la próxima jornada, en la cual se debe enfrentar al Villarreal B.
Dentro de ese nutrido grupo de jugadores que apuntan a no estar ante el filial de los castellonenses, quien más opciones tiene de recuperarse a tiempo es el centrocampista Jonathan Varane, que ha experimentado una ligera mejoría de sus molestias. Varane realizó parte del entrenamiento de este miércoles con el resto del grupo, lo cual abre una puerta a la esperanza por la que no asoman los también centrocampistas Christian Rivera y Nacho Martín, que se mantienen al margen. Dichas ausencias dejan tal posición sobre el campo muy mermada, ya que sólo Nacho Méndez y Roque Mesa son jugadores específicos de la misma.
Continuando con los lesionados, Gio Zarfino sigue con su trabajo específico, aunque éste probablemente pueda entrar en la convocatoria en la que serán bajas seguras Rober Pier y Juan Otero, ya que ambos vieron la quinta tarjeta amarilla en el encuentro disputado la pasada jornada ante el Elche CF.
Con tal parte de 'guerra', y al igual que hiciera al inicio de la semana, el entrenador del Sporting, Miguel Ángel Ramírez, convocó a entrenar con el primer equipo a los jugadores del filial Bloch, Pablo Díez, Álex Lozano, Óscar Castro, Pierre Mbemba, Acerete y Estaban Lozano, alguno de los cuales estará casi seguro en la convocatoria para el mencionado compromiso liguero.
Siguiendo con su habitual forma de hacer las cosas, Ramírez desarrolló el entrenamiento a puerta cerrada. Primero hubo charla técnica, después gimnasio y por último trabajo táctico. Es parte de la preparación para un choque en el que los los gijoneses están obligados a ganar para mantenerse en la lucha por el ascenso. La afición es consciente de la importancia de los encuentros en El Molinón y el estadio va a registrar una gran entrada. El ambiente está asegurado, ahora queda por saber cómo responderá el Sporting.