El Sevilla FC ha simbolizado en la mañana de este miércoles el necesario paso de una nueva página en su historia, tan breve como intensa, en una rueda de prensa en la que no sólo ha tenido que explicar los motivos del despido de José Luis Mendilibar -fichado hace seis meses, campeón hace cuatro y renovado hace tres-. Además, tanto el presidente, José Castro, como el director deportivo, Víctor Orta, también han tenido que argumentar la elección de Diego Alonso, sentado entre ambos atendiendo a los medios de comunicación. El técnico uruguayo es una apuesta personal del madrileño, que ha mostrado confianza en él y se ha remontado 12 años en el calendario para relatar una anécdota que le hizo anotar su nombre en la agenda y no perderle de vista desde aquel día.
"Para elegir a los entrenador tenemos procesos, como hacemos con los jugadores", ha comenzado señalando Orta, admitiendo que han hablado con varios entrenadores durante su viaje a Madrid (junto a Castro y Del Nido) en las agitadas 48 horas previas al anuncio oficial de la contración de Diego Alonso hasta final de temporada. "Aquí sentada está nuestra primera opción, una decisión consensuada por todos en el club. Nos vimos con él, mantuvimos una entrevista que fue muy larga, en la que le escuchamos, le pedimos información, analizamos sus posibilidades y vimos su predisposición. Le agradezco que cogiese un coche a las cinco de la mañana para poder llegar a entrenar. Estoy muy contento de cómo ha sido proceso y de la elección", manifestó con rotundidad.
"Conocí a Diego Alonso un 14 noviembre de 2010. No tengo tanta memoria, pero lo miré porque recordaba que ese día habíamos ganado al Zaragoza con gol de Negredo en el último minuto. Yo estaba en Uruguay, había viajado allí dos semanas para ojear jugadores y analizar partidos. Coincidimos en un asado en casa de Rabajda (exportero sevillista uruguayo). Diego aún estaba en activo, jugando en Peñarol. Repasamos su carrera, hablamos de Luis Aragonés, de sus referencias con Benítez, Héctor Cúper... y me dijo algo que me resulto muy llamativo para un jugador en activo: 'Desde los 23 años yo sé que que quiero ser entrenador a través de ser jugador'. Luego no tuvimos más relación personal, pero ahí empezó mi curiosidad por él e intenté analizarle más en profundidad, seguir cómo iba su carrera, ver sus métodos, preguntaba por él... Luego vi que empezó como entrenador en el Bella Vista, un equipo uruguayo que estaba casi descendido y lo consiguió salvar. Le seguí en México, me sorprendió su paso a la MLS y le he seguido siempre", explicó Orta con todo lujo de detalles.
En este sentido, admite que todo parece precipitado porque, en realidad, todos se ha desencadenado de manera precipitada. "La decisión de despedir a Mendilibar se tomó el domingo por la noche", aclaró, antes de recurrir a la filosofía: "En el fútbol, la única forma de romper una relación así es por medio de los resultados. Llevamos 8 puntos de 24 en LaLiga y 2 de 6 en la Champions. Eso nos hizo reunirnos para analizar la situación y acabamos decidiendo que había que despedir al entrenador; pero no porque sea todo culpa suya. Buscamos una reacción y cumplir objetivos. Es injusto que lo pague sólo él, pero cuando se cesa un entrenador hay que asumir una responsabilidad colectiva: jugadores, dirección deportiva, club... todo el mundo".
"La búsqueda de resultados no es más que buscar un nuevo camino para encontrar los resultados. No sé si es primero el huevo o la gallina, pero está claro que el camino debe ser el de conseguir más puntos para poder conseguir los objetivos. No hay dos técnicos iguales y siempre hay una ruptura. Hay un componente filosófico cuando quieres cambiar de entrenador", añadió Víctor Orta en la rueda de prensa de presentación de su viejo amigo Diego Alonso.