¿Otra vez? Sí, otra vez. El Sevilla FC ha vuelto a chocar contra el inexpugnable muro de la justicia deportiva española. José Luis Mendilibar ha viajado a Vitoria en la misma mañana de este lunes para enfrentarse al Deportivo Alavés y lo ha hecho con los 24 futbolistas citados en la lista que ofreció en la tarde del domingo, en la que llamaba la atención la presencia de Loïc Badé, a la espera de una solicitud de suspensión cautelar presentada ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), después de fracasar las dos primeras instancias de la RFEF. No obstante, como sucediese hasta en dos ocasiones el pasado curso con Pape Gueye y a pesar de las evidencias de las pruebas presentadas, las calabazas recibidas vuelven a poner en evidencia lo quimérico que resulta aspirar a que un juez corrija lo que otro ha decidido.
Badé fue castigado por el Comité de Competición con un partido de sanción por su más que cuestionable expulsión por roja directa ante el Valencia CF y vio luego cómo el Comité de Apelación ratificaba ese castigo a pesar de las pruebas videográficas presentadas por los servicios jurídicos del club muestran que casi ni roza a Hugo Duro y que el mínimo contacto no es suficiente para derribar a nadie. Sin embargo, el TAD ha denegado la cautelar y Mendilibar no ha podido contar con el más fiable de los cuatro centrales que tiene sanos (contando a Gudelj).
Cabe recordar que, el pasado viernes, el Comité de Apelación de la RFEF rechazaba el recurso presentado por el Sevilla FC y confirmaba la sanción de un partido de suspensión a Badé. Recordaba el órgano judicial que el francés "fue sancionado después de ser expulsado en el minuto 81 del partido de la primera jornada ante el Valencia en el Ramón Sánchez Pizjuán, por sujetar a un adversario en la disputa del balón, derribándole, impidiendo con ello una ocasión manifiesta de gol", parafraseando el acta arbitral del colegiado José María Sánchez Martínez en el que se basó Competición para imponerle ese encuentro de castigo.
El Sevilla FC solicitó en su recurso la revocación de dicha decisión al entender que en la prueba videográfica se apreciaba un "error material manifiesto, claro y patente" del colegiado, pues considera que al inicio hay un simple forcejeo y que es el valencianista Hugo Duro el que "al ver el balón lejos de su alcance, se deja caer descaradamente para simular un derribo que en ningún caso tiene lugar".
En cambio, Apelación argumentó que tras estudiar las alegaciones del Sevilla FC y examinar las pruebas videográficas, sus miembros, "de manera unánime, entienden que no es posible apreciar un error material manifiesto, capaz de desvirtuar la presunción de veracidad del acta arbitral dado que las imágenes son, en todo caso, compatibles con lo reflejado en el acta". "Lo único que corroboraría la existencia de un error material manifiesto ("claro o patente") sería la incompatibilidad absoluta de lo que se aprecia en las imágenes con lo reflejado en el acta arbitral, es decir; que aquellas descartaran indubitadamente la existencia de las acciones recogidas en el acta, cosa que no sucede", añade.
"Concretamente, respecto a las alegaciones esgrimidas por el Sevilla FC, como también habiéndose examinado reiteradamente las pruebas videográficas aportadas, corresponde indicar respecto a su alegación segunda, que el propio club reconoce tanto la pugna como el contacto entre los futbolistas implicados, y por ello, resulta indubitada la intervención de D. Loïc Seri Badé en el lance de juego en cuestión, aspectos que resultan del todo coherentes con la descripción de los hechos consignada por el colegiado", agrega Apelación, que pasa por alto que hay contacto pero no ese agarrón que se describe en el acta, algo comprobable viendo el vídeo de la acción.