Llegó el día que parecía que no llegaría nunca. Sergio Ramos se reconcilia y se reencuentra con el Sevilla FC en este final de verano de 2023 que, en el Ramón Sánchez-Pizjuán, ha sido tan frenético como aquellos últimos días de agosto de 2005, cuando el entonces joven central fue vendido al Real Madrid por 28 millones de euros, uno más que el importe de su cláusula de rescisión tras una negociación entre José María del Nido y Florentino Pérez que fue vendida en un principio como el pago de la cláusula por parte del defensor de Camas, que siempre ha mantenido que la historia estuvo mal contada y que ahora, tras dos décadas de desencuentros, trata de revivir el fuego del primer amor con este gesto de esperar hasta última hora una llamada desde Nervión. Ha rechazado 40 millones de euros por dos años en el Al-Ittihad para cobrar 'sólo' dos millones brutos (un kilo neto), en un contrato de una temporada con otra opcional y condicionada a una serie de objetivos que firmará este lunes tras pasar en la mañana de hoy el reconocimiento médico.
La vida no le ha ido mal ni al defensor ni al club durante su larga separación, pues él se ha convertido en uno de los jugadores más laureados de la historia del fútbol español mientras que la entidad sevillista acumulaba, a partir de la temporada de su marcha, once trofeos en unas vitrinas que llevaban clausuradas desde 1948: una maldición de casi seis decenios de mediocridad. Sin embargo, los rescoldos del conflicto entre el Sevilla FC y su canterano más universal jamás se han apagado del todo desde el mismo día su marcha, cuando la discusión por un malentendido con las comisiones de su venta con el presidente José María del Nido degeneró en una catarata de agravios mutuos.
Es llamativo que haya sido Jose María del Nido Carrasco, actual vicepresidente del Sevilla FC e hijo de aquél en tensas relaciones con su padre debido a la guerra accionarial que asuela al club, el principal artífice del regreso de Sergio Ramos. El defensa camero siempre fue mal recibido por la afición de la que forma parte, tanto él como su familia, y su carácter volcánico nunca ayudó a apaciguar los ánimos, al contrario, pues los exaltó con algunos gestos desafiantes que podría haberse ahorrado y que han acarreado incidentes e insultos que llegaron a costarle alguna sanción al Sevilla FC.
En enero de 2017, en una eliminatoria de Copa del Rey ya decidida, el defensa transformó un penalti al estilo 'Panenka' y celebró el gol con gestos de desprecio hacia el grupo de animación Biris Norte, el sector más radical de la hinchada sevillista, que durante todo el encuentro profería las imprecaciones de costumbre contra él. Aquello ocurrió a pesar de que la llegada a la presidencia de José Castro tras el ingreso en prisión de Del Nido, en 2013, pudo ser balsámica debido al carácter integrador del nuevo mandatario, que homenajeó a Ramos en los prolegómenos de un partido de la selección española en el Sánchez-Pizjuán.
"Sergio Ramos es de los nuestros", proclamó Castro aquel día de mayo de 2014, correspondiendo a un futbolista que jamás dejó de hacer profesión pública de su sevillismo ni de recordar, en cada festejo tras ganar con España o con el Real Madrid, a su desaparecido amigo Antonio Puerta, un emblema de la entidad. Un autor de kiosco habría hecho fortuna con el relato del amor, novelesco e imposible, entre Sergio Ramos y el Sevilla: ni las riñas -Castro pasó de la oferta de amor a cargar con contundencia contra él- ni la distancia les impidieron mirarse permanentemente de reojo.
En julio pasado, tras confirmarle el PSG que no renovaría su contrato recién expirado, el futbolista se recluyó en la finca de 44 hectáreas que posee en Bollullos de la Mitación (Sevilla), para seguir un minucioso plan de preparación física mientras aguardaba la llamada del club sevillista, si bien las primeras reuniones que mantuvo con algunos dirigentes no fueron fructíferas.
Víctor Orta, director deportivo del Sevilla FC, descartó de manera tajante el fichaje de Ramos alegando que no entraba en la filosofía del club y argumentando la presencia de "seis centrales" en el plantel que adiestra José Luis Mendilibar, pero las tres primeras derrotas del equipo en Liga -motivadas por groseros errores defensivos- afinaron la cuenta: entre lesionados, noveles y fichajes aún pendientes de adaptación, esa cantidad no guardaba correlato con la calidad mínima exigible.
La única ficha libre dejada por el Sevilla FC en la relación que posee la Liga de Fútbol Profesional a la conclusión del mercado es la correspondiente al dorsal '4', el predilecto de un Sergio Ramos que el domingo, por fin, acordó su vuelta a casa después de desechar una suculenta oferta del Al-Ittihad saudí y otra no menos atractiva del Galatasaray (10 millones de ficha).