Sergio Ramos está obligado a renovar por el Sevilla FC. Así lo pienso, y así de claro lo expongo, como ya hizo un servidor el pasado lunes durante el programa de ‘La Prórroga de ESTADIO Deportivo’, presentado por José Antonio Rivero y al que el compañero Luisma Sánchez y éste que escribe esta opinión acudieron como tertulianos.
Entre el sinfín de cuestiones que se trataron durante el programa, uno de los aspectos que se abordó es el relacionado a Sergio Ramos, su rendimiento y su futuro, con un año de contrato firmado después de forzar su regreso el pasado verano, pese a que tanto el presidente, como el vicepresidente y el director deportivo del Sevilla FC negaran públicamente en diversas ocasiones la posibilidad de que el camero retornara.
Para conseguirlo, y sacarse la espina como sevillista, hizo todo lo posible y más por forzarlo, viéndose ayudado en parte, también, por la fragilidad defensiva que el equipo dirigido entonces por José Luis Mendilibar demostró en este inicio de liga. Una espina que ahora se le ha clavado a Ramos, quien necesitará migajón para sacársela, con un Sevilla FC coqueteando toda la temporada con el descenso, eliminado de la Champions en la fase de grupo y sin caer en la Europa League.
Posiblemente el Sevilla FC no acabará descendiendo a final de temporada, pues habrá tres equipos peores que él -Almería y Granada se antojan prácticamente sentenciados ya- en el epílogo, pero si el Sevilla FC acabara pegando el Segunda o acabando la temporada en tierra de nadie, sin clasificación europea para el próximo curso, Sergio Ramos está obligado a renovar con el Sevilla FC por una temporada más. Será entonces, precisamente, cuando más falta hará su compromiso y ese sevillismo que siempre ha evidenciado y el que verano pasado, quizá, incluso forzó un poquito públicamente.
Forzó, y por el que hizo un esfuerzo; todo sea dicho. Pues se rebajó su caché considerablemente y rechazó ofertas millonarias por volver a enfundarse la elástica sevillista, aunque la temporada no está resultando hasta el momento la que habría esperado él ni ningún sevillista. Sea cual sea el final del curso actual -ojo a la Copa del Rey, por si cae una sorpresa como la del año pasado en Europa League-, Sergio Ramos está obligado a renovar por el Sevilla FC. Eso, o colgar las botas. Marcharse a final de curso a un fútbol exótico -Arabia Saudí, MLS- y mucho más interesante en lo económico dejaría en muy mal lugar al esfuerzo realizado el pasado verano para sacarse la espinita.