Se entiende con José María del Nido Benavente. No en vano, todo lo mal que se hable de los actuales dirigentes del Sevilla FC le beneficia, pues el clima de tensión contra su hijo y José Castro podría acelerar su regreso a la presidencia, aunque últimamente se acumulan las voces críticas de ex empleados del club blanquirrojo... a toro pasado. Evidentemente, sería muy inocente obviar aquello de que, cuando el río suena, agua lleva, si bien muchos aficionados nervionenses habrían agradecido que los susodichos hubiesen levantado la voz estando dentro, aun a riesgo de posibles consecuencias económicas o laborales. Parece que Sergio Ramos lo hizo en privado, como contaba esta semana Óliver Torres, aunque la 'caja de los truenos' la destapó desde Brasil un Fernando Reges a quien Quique Sánchez Flores, más comedido en la distancia, le afeó el gesto.
Hasta José Luis Mendilibar se ha mordido la lengua muchos meses, pero su 'rajada' contra Víctor Orta ha coincidido en el tiempo con la de su antecesor en el cargo, Jorge Sampaoli, arrepentido de meterse en el 'embolado'. De momento, a sus 64 años, no piensa en la retirada, sino que espera la próxima llamada sin demasiadas exigencias: "Aceptaría entrenar en Suramérica. También me gustaría dirigir en Europa. O en cualquier parte del mundo donde haya un proyecto serio y duradero. En Brasil hay una locura desmedida, y echan un entrenador cada tres partidos. En Europa percibo algo más de paciencia. Nadie habla más del juego. Hay que ganar como sea. Es dramático que un entrenador de juveniles haya adquirido la misma obligación de ganar que un entrenador de Primera".
En cuanto a Nervión, el de Casilda se explayó en 'Marca': "El presidente Castro y Del Nido Jr. me pidieron que fuera a echar una mano. No tenía por qué ir allí, con el equipo en descenso y sin un plantel adecuado. El Sevilla FC estaba en descenso y último en la Champions. Luego, llevamos al equipo hasta Europa League y acabó ganándola con Mendilibar. Me fui de Marsella porque no estaba de acuerdo con la dirigencia, pero el equipo allí ya estaba armado. Me fui a un Sevilla colista, y reconozco que me equivoqué en ir, pero era mucha la insistencia de los dirigentes y yo quería mucho al club de mi primera etapa. Sentía una deuda con la institución y con la ciudad. Los dirigentes me dijeron que iba a haber cambios en el mercado invernal, pero nunca pasó eso y me quedé en el medio de la nada".
Y continúa Sampaoli: "El club explotaba. No tenía nada que ver con el de 2017. Navegaba en tempestad política todos los días. Se veía venir todo lo que ha pasado esta temporada. Estaba peleando el descenso y todo terminó siendo incómodo. Teníamos esperanzas de renovar la plantilla en Navidad y eso no pasó. Yo me quise ir antes, pero el club no me lo permitió por contrato. Intenté hacerle una cirugía para resolver muchas cosas al plantel, pero no me dejaron". En este contexto, entiende la salida de Monchi como "algo lógico por la discrepancia con los de arriba, presidente y vicepresidencia; no hay más", mientras que no se mojó tanto con la renovación de Jesús Navas y el lío previo: "No estoy ahora ahí como para evaluarlo. Jesús es un profesional impresionante. De esos futbolistas que da gusto dirigir porque resuelve situaciones futbolísticas con mucha facilidad. Tiene creatividad para resolver cada entrenamiento que le proponíamos".