La calma sigue sin instalarse en Nervión. Cuando parecía que la paz reinaría con el regreso exitoso de Sergio Ramos y la primera victoria del curso ante la UD Las Palmas, el RC Lens, a priori el rival más flojo del Grupo B de la Champions League pese a ser el vigente subcampeón de la Ligue 1 (actual colista, eso sí), arrancó un empate que, incluso, pudo ser peor para los intereses del Sevilla FC, igual que el fin de semana anterior contra los insulares. Con Dmitrovic como salvador entonces, el serbio cambió de villano (por su error en el 1-1 de los franceses) a héroe entre semana, pero las sensaciones que deja el juego blanquirrojo son malas. También al entrenador, cuya transparencia puede ser letal para su futuro, ya que a algunos (cada vez más) empieza a molestarle que airee los problemas del vestuario o su descontento con el rendimiento individual de ciertos jugadores.
Según ha podido conocer ESTADIO Deportivo, el runrún que crece en las redes sociales entre la afición es un reflejo del que ya se está desarrollando de puertas hacia adentro. Hay quien jura y perjura que ya lo advirtió cuando se planteaba, a pocos días de la final de Budapest, que José Luis Mendilibar había hecho un excelente trabajo salvando al equipo del descenso y metiéndolo en la lucha por la Séptima, pero que, aunque ayudara a ganar otra Europa League, no debía ser el técnico de la 23/24. Incluyen entre los partidarios de esa teoría al propio Monchi, que no se va por la falta de peso de sus decisiones, al menos en este caso, sino por un hastío generalizado de sus funciones, solapadas en ciertos casos por otros directivos. Cuentan que el isleño quería apostar por Andoni Iraola, que comparte agente con el de Zaldívar y que desmintió los contactos. Seguramente no engañe el hoy responsable del Bournemouth, pues la cúpula sevillista no veía al de Usurbil preparado para la presión de aquí, pese a haberse criado en el Athletic Club, así que nada de aquello avanzó.
La derrota inaugural ante el Valencia CF contó con la coartada de la rigurosa expulsión de Badé y caer por penaltis en la Supercopa de Europa frente al City entró en la consideración de decepciones dignas, si bien escoció bastante el 4-3 de Mendizorroza. Varios de los detractores del ex del Eibar reconocieron en 'pétit comité' la mejoría leve ante el Girona FC y, con el aplazamiento de la visita al Metropolitano y el parón como aliados, todos confiaban en un resurgir del bloque nervionense, reforzado de manera ilusionante sobre la bocina. Con todo, el 1-0 contra los canarios no acabó con las dudas defensivas y lo del estreno continental ha terminado de empujar un poco más al precipicio a 'Mendi'. Algo inaudito con un 4 de 6, pero el propio interesado es consciente del problema, que definía este miércoles como "más táctico que físico", identificando lo que falta al equipo: "Necesitamos anticipación, autoestima... Igual no hemos llegado a lo que dimos el año pasado porque nos falta confianza, que redunda en lo físico".
El Sevilla agresivo y vertical de finales de la 22/23 se ha vuelto largo, estirado, receloso y vulnerable. Y, ahora, vienen casi más partidos que entrenamientos hasta el próximo parón de selecciones. Osasuna (este sábado, a las 16:15 horas, en El Sadar), Almería (M26-S, 19:00 h), Barcelona (V29-S, 21:00 h), PSV (M3-O, 21:00 h) y Rayo Vallecano (S7-O, 21:00 h) testarán el margen de mejora de la plantilla a las órdenes del vasco, que no ha recibido ultimátum alguno. Castro Carmona y Del Nido Carrasco no se plantean medidas drásticas y confían en que todo se equilibrará cuando Lukébakio, Soumaré, Mariano y Ramos se acoplen del todo a sus nuevos compañeros y eleven el nivel general, con ayuda de los que ya estaban. Claro está, si ahora se pierden 2-3 partidos seguidos, todo puede pasar. Pero es algo normal en el fútbol y común a la inmensa mayoría de equipos. Pero, al menos para los que mandan, el crédito de Mendilibar, al que renovaron en contra de la opinión de otra gente de peso, no se ha consumido.