Víctor Orta sabe de sobra desde hace tiempo que en este mercado se enfrentaría a un serio problema en la 'operación salida' que ha empezado a tomar forma y que va camino de convertirse en un grave quebradero de cabeza para la dirección deportiva.
El club necesita aligerar considerablemente y cuanto antes la plantilla para reducir la masa salarial y hacer hueco a los nuevos fichajes, pero, de momento, solo ha podido cristalizar la despedida de dos futbolistas que terminaban contrato, Óliver Torres y Erik Lamela, y ya tiene conocimiento de que varios de los descartes no facilitarán en absoluto su salida tanto en cuanto no están dispuestos a renunciar ni a un euro de su elevada ficha. A todos ellos se le ha comunicado que no cuentan para el siguiente proyecto y que deben buscarse equipo, recibiendo como respuesta un 'sí' a su adiós, pero con un claro matiz: no a cualquier precio.
Un problema que ya se ha encontrado con futbolistas como Marko Dmitrovic, que ha rechazado la propuesta del Valladolid al suponer una reducción de su ficha, que asciende a 3 millones euros brutos. Sin embargo, la situación que más preocupa en Nervión es la de Adnan Januzaj debido a que percibe uno de los salarios más sustanciosos en la plantilla, alrededor de 2,5 millones netos al aterrizar en Nervión de la mano de Monchi con la carta de libertad en el verano de 2022.
La dirección deportiva, tal y como apunta Diario de Sevilla, ha contactado con el entorno del futbolista para tansmitirle, como se esperaba, que no encaja en la planificación de la próxima temporada después de consultar la opinión de García Pimienta. La respuesta del belga, como ha podido confirmar ESTADIO Deportivo, ha sido la misma del mercado anterior: que está dispuesto a marcharse siempre y cuando se le mantenga su ficha en el destino en el que inicie una nueva etapa.
Ya en enero dejó claro, como reveló Víctor Orta, que anteponía lo económico a lo deportivo y que no le importaba no jugar con tal de percibir su sueldo íntegro, lo que provocó un agrio cruce de declaraciones entre ambos. La situación se repite en la ventana y lo cierto es que, teniendo en cuenta que no pisa el césped desde que jugara un minuto el pasado 25 de febrero, disputando un total de 306, será prácticamente imposible que ningún club asuma el salario en su totalidad del extremo de 29 años.
Sus agentes ya le están moviendo en diferentes mercados en los que existe poderío adquisitivo, pero todo apunta a que este asunto se demorará y se convertirá en un culebrón tanto en cuanto el futbolista tiene la sartén por el mando al contar con contrato en vigor hasta 2026.