Apurando sus vacaciones antes de iniciar, dentro de ya menos de dos semanas, la pretemporada, Rafa Mir continúa meditando el siguiente paso en su carrera deportiva, que lleva tiempo deseando que sea de vuelta a la ciudad del Turia para jugar en el Valencia CF. El ex delantero del VCF Mestalla se quedó con esa espinita clavada y cerraría, así, el círculo a los 27 años recién cumplidos, tras uno para olvidar en un Sevilla FC donde terminó fuera de los planes de sus tres entrenadores durante la 23/24 (a saber: José Luis Mendilibar, Diego Alonso y Quique Sánchez Flores). Ni 700 minutos en total, repartidos en 22 apariciones testimoniales, acumuló el de Cartagena, fuera, incluso, de las convocatorias del míster madrileño los últimos tres meses y medio de curso. Aguantó sin salir en enero, cuando varios clubes extranjeros (el Milan y otros de Italia, Rusia, Países Bajos y Francia), esperando un acuerdo nervionense-che que no se produjo.
Las versiones desde Valencia y Nervión fueron opuestas. Hasta Víctor Orta recreó una conversación el último día del mercado invernal, con Mir presente en las instalaciones del Ramón Sánchez-Pizjuán para percatarse, en teoría, de la inacción blanquinegra. Lejos de hacerles la cruz, el artillero no cambia de opinión y sólo desea marchar hacia tierras levantinas, lo que ata en cierta forma las manos sevillistas. Este fin de semana, Rafa ha recorrido el litoral este español para vivir desde dentro del 'paddock' del Circuito de Montmeló en Barcelona el GP de Cataluña de Fórmula 1, invitado por la escudería Ferrari. Además, asistió a un festival en el que, curiosamente, coincidió con el que podría ser su compañero de vanguardia en las filas albinegras, Hugo Duro, con el que le vieron departir un buen rato y hacer migas. Porque el de Jabalí Nuevo sigue a lo suyo.
El Sevilla FC tampoco piensa ceder demasiado, dentro de que el panorama económico obliga a deshacerse de las nóminas más altas y, en este caso, más improductivas. Pero no a cualquier precio. En los clubes de fútbol existe un término, el de valor neto contable, que debe estar en positivo, por lo que vender por debajo de la amortización de fichaje pendiente es poco menos que ruinoso para que las cuentas estén medianamente saneadas o equilibradas. Con entre 70 y 80 millones de euros de desfase en las mismas, cualquier regalo debe ser evitado, así que los agentes de Rafa Mir ya saben cuáles son las líneas rojas del club nervionense: descartado pagar nada de la ficha que no sufrague el Valencia CF, que, como poco, deberá hacer frente a la citada amortización anual. Mientras, el delantero filtra que perdonaría hasta dos tercios de sueldo para ayudar, aunque queda lo más importante: que Peter Lim dé el visto bueno de una santa vez.
La última comunicación de los dirigentes valencianistas con el dueño singapurense, que está delicado de salud, por cierto, fue para autorizar la renovación de Rubén Baraja, pero siguen pendientes el visado de la operación de compra de Luis Rioja (por el que el Deportivo Alavés, pese a lo que se ha publicado, pide un mínimo de dos millones de euros) y cualquier fórmula por Rafa Mir. Difícilmente sea distinta a una cesión con opción de compra, que en 'La Bombonera' prefieren con la modalidad de obligación bajo ciertos parámetros de rendimiento al menos, pero está muy complicado. Aunque no existe aún ninguna comunicación directa entre instituciones, sino solamente con los agentes del artillero como intermediarios, los blanquirrojos se han plantado con lo ya mencionado: olvidarse del salario completo (alrededor de 1,7 kilos netos), lo pague/perdone quien quiera de las otras dos partes y 3,2 millones (por el préstamo y por la ODC, pues quedan 6,4 por enjugar de los 16 desembolsados a los Wolves).