Ya está en Sevilla. Quique Sánchez Flores acaba de llegar a la capital andaluza para cumplir con la profecía y recorrer el camino en un destino que estaba marcado desde hace tiempo. Es curioso, porque el técnico madrileño vivió sus mejores momentos como entrenador en el banquillo del Valencia CF (2005-2007) y fue despedido por el club che en el vestuario visitante del Ramón Sánchez-Pizjuán, tras caer por 3-0 ante el que será su nuevo equipo. Además, QSF sale del paro gracias a la goleada en Nervión de su último equipo, el Getafe CF, provocando así el despido de Diego Alonso. Será presentado esta misma tarde, mañana debuta ante el Granada CF y, antes del parón navideño, visitará el feudo de otros de sus ex, el Atlético de Madrid (hay muchos paralelismos), para recuperar el partido aplazado el pasado 3 de septiembre cuando aún estaba Mendilibar en el banquillo del club andaluz.
Si hubiese estado guionizado, no habría salido tan redondo. "El Sevilla FC es un club al que tarde o temprano entrenaré", declaraba Quique Sánchez Flores en una entrevista radiofónica en 2011, cuando figuraba entre los candidatos para dirigir a un plantel que finalmente fue encomendado a Marcelino García Toral. Antes, ya había sonado para suplir a Manolo Jiménez y, luego, ha vuelto a estar entre las opciones barajadas. Sonó de nuevo antes de la llegada de Julen Lopetegui, lo hizo tras el despido del vasco y tras el posterior cese de su sustituto, Jorge Sampaoli, y estuvo en la palestra cuando Mendilibar acabó dejando su sitio a Diego Alonso.
Ahora, por fin, podrá hacer vibrar a la grada en la que tenía su localidad cuando era abonado nervionense: "Cuando era socio del club, me sentaba la esquina de la grada de Gol Sur que linda con la de Fondo", explicaba en otra ocasión. Y es que gran parte de la infancia del sobrino de Lola Flores tuvo lugar en Sevilla, ciudad en la que residieron sus padres, Carmen Flores e Isidro Sánchez, quien curiosamente jugó en las filas del eterno rival, el Real Betis (1957-61). Es más, Quique estudió en el conocido colegio Porta Coeli, situado en la misma avenida Eduardo Dato, a escasos metros del Ramón Sánchez-Pizjuán.
El destino estaba escrito, pero Quique Sánchez Flores se ha hecho de rogar. No era fácil aceptar ser entrenador del Sevilla FC en estos momentos de máxima crispación social, profunda crisis económica, enorme inestabilidad institucional y una galopante depresión deportiva que mantiene al equipo fuera de europa y marcando el descenso a Segunda en LaLiga empatado a 13 puntos con el RC Celta después de casi tres meses sin ganar (26-S al Almería, aún con Mendilibar). El madrileño se lo pensó antes de aceptar un sueldo de mínimos en lo económico con contrato en vigor únicamente hasta el 30 de junio, sin opción de renovar aunque con incentivos por objetivos.
Víctor Orta necesitó más tiempo del que imaginaba para convencerle y el tiempo jugaba en su contra, ya que otras puertas que tocó cerraron ante sus narices casi de inmediato. No quiso ponerse en la foto hasta que su fichaje no se hiciese oficial. Sabe que el Sevilla FC es una 'patata caliente' y ya no es tan goloso como hace unos años, pero siempre tuvo en Quique a su primera opción para suplir al desastroso Diego Alonso y finalmente logró obtener el 'Sí'. El entrenamiento del domingo lo dirigió Juan Díaz, hombre de la casa. Al nuevo técnico se le esperaba en la estación de trenes de Santa Justa en torno a las 13:00 horas de hoy, pero llegó con casi una hora de retraso al lugar de su destino. De un destino escrito desde su infancia.