"Ya pensaremos en el entrenador del año que viene, con confianza absoluta en Quique, que es el entrenador actual", espetó el presidente del Sevilla FC, José María del Nido Carrasco este pasado miércoles desde la caseta de Radio Sevilla en la Feria de Abril, donde, sin embargo, sí hizo una defensa a ultranza de su director deportivo, Víctor Orta, de quien dijo que "ha pagado los platos rotos de un proyecto deportivo que ha heredado".
Los caminos entre Quique y el Sevilla FC están abocados a separarse el próximo 30 de junio, a pesar de que el técnico firmara por una temporada más que, sin embargo, estaría condicionada a quedar entre los diez primeros. Todo quedará en manos de una conversación amistosa a final de temporada en la que las partes, salvo sorpresa, romperán la vinculación una vez solventada la papeleta de la salvación esta temporada, en la que el feeling entre el técnico y la entidad no ha sido del todo el esperado.
En cualquier caso, candidatos a suplir a Quique Sánchez Flores en el banquillo del Sevilla hay varios, siendo Jagoba Arrasate y Raúl González Blanco dos de los que más gustan en la planta noble del Sánchez-Pizjuán, donde también ha cobrado fuerza un Enzo Maresca que mantiene lazos con la actual presidencia.
Al margen de lo que pase el próximo 30 de junio, lo que está claro es que Quique ha sabido darle la vuelta la situación desde el banquillo sevillista. Los de Nervión siguen inmersos en una etapa complicada que, incluso, irá a peor el curso que viene, sin competir en Europa. Sin embargo, el pragmatismo del técnico madrileño ha servido para sostener a un Sevilla FC que tocó fondo con Diego Alonso en su banquillo, con el que no conoció la victoria en LaLiga tras llegar como sustituto de un Mendilibar al que no le dieron tiempo y que comenzó la temporada por 'obligación', tras haber ganado la Europa League.
Tiró de lo básico Quique en su llegada: disciplina y orden. A eso lo salpimentó con los goles de En-Nesyri, a su vuelta de la Copa de África, y la revolución que supuso la aparición de Isaac Romero con el primer equipo. Una receta sencilla, pero eficaz para dar de comer a un plantel sevillista que comenzaba a temer seriamente por el descenso.
Con Quique en el banquillo sevillista, los de Nervión han sido siempre candidatos a acabar en puestos europeos. Y es que en una hipotética liga desde que arribó el madrileño al Sánchez-Pizjuán, el Sevilla FC sería octavo con 21 puntos. Con este puntaje, empataría con el Girona (7º), el Villarreal (6º) y estaría a tres del Valencia, que sería quinto. Unas cuentas en las que Athletic y Atlético Madrid estarían luchando por el tercer puesto al tiempo que igualaban a puntos.
En definitiva, una respuesta más que concluyente la de Quique Sánchez Flores, quien, sin embargo, no mantiene el respaldo de la planta noble nervionense, tal y como quedó evidenciado este pasado miércoles en la tibieza de las palabras de su presidente.