El Sevilla FC vive una situación insostenible en el plano institucional, con la afición levantada en masa contra su presidente, José María del Nido Carrasco. Antes, durante y después del último encuentro ante el Atlético de Madrid, quedó patente que Nervión es un polvorín. Pero la situación deportiva no es menos convulsa. Más bien, se antoja una consecuencia lógica de la primera. Después de tres derrotas consecutivas, y aunque el descenso sigue a 8 puntos, Xavi García Pimienta se la juega este próximo viernes en Mestalla ante un Valencia al alza. Si su equipo vuelve a perder, todo apunta a que será destituido, apareciendo ya el nombre de Joaquín Caparrós como posible sustituto, pues desde el club admiten que no hay muchas alternativas a las que poder recurrir.
Si logra salvar el 'match ball', el técnico catalán seguirá al frente, pero la espada de Damocles no desaparecerá sobre su cabeza. De hecho, pase lo que pase el Viernes de Dolores en la capital del Turia, en el seno de la entidad de Eduardo Dato se extiende la opinión de que el proyecto del ex de la UD Las Palmas no debe seguir en ningún caso más allá del final de la presente temporada. Sólo un milagro en las ocho jornadas que restan, con Europa a cinco puntos, provocaría dudas al respecto, pues en realidad hace ya tiempo que los dirigentes han ido perdiendo su confianza en el entrenador, prácticamente ya sin crédito.
Pero prescindir del técnico barcelonés hará que el Sevilla FC tenga que rascarse de nuevo en bolsillo, sumando otro gasto extra a su ya debilitada economía, que la mantiene con el límite salarial más bajo de toda LaLiga. Es el resultado de la sorprendente renovación que el propio Del Nido Carrasco anunció el pasado mes de septiembre en el vestuario del equipo, tras derrotar al Valladolid en un sufrido encuentro que suponía en ese momento la segunda victoria en seis jornadas. García Pimienta estampó su firma hasta 2027, pero la segunda de esas dos campañas no es fija y en realidad sólo habría que abonarle una temporada más en el caso de prescindir de sus servicios de forma anticipado, según el diario As.
En términos económicos, además, el despido del catalán no sería ni mucho menos el más caro de todos los que ha habido que afrontar en los últimos años, sino más bien al contrario. Pero desde que se decidió prescindir de Julen Lopetegui con la 22/23 en marcha, el club de Nervión lleva gastados más de 20 millones de euros en finiquitos, contando el del técnico vasco y sus sucesores: José Luis Mendilibar, Diego Alonso y Jorge Sampaoli, que se embolsó ocho millones por sólo unos meses en el banquillo. En el caso de Quique Sánchez Flores no hubo problemas para llegar a un acuerdo, pese a que había firmado hasta 2025, pues en su contrato existían cláusulas escapatorias. Con García Pimienta, de algún modo, también existen para ahorrarse al menos un año de su salario.
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