Sevilla
Cádiz
Sin opciones de alcanzar la Conference League y salvados matemáticamente desde que derrotaron al Granada CF diez días antes, el Sevilla FC afronta inevitablemente en chanclas el epílogo de la temporada 23/24. Lógicamente, con el Cádiz CF jugándose literalmente la vida, cabía esperar que los amarillos expusiesen más, pero hasta cierto punto. El derbi andaluz jamás tuvo otro color que el amarillo, con un par de latigazos al principio y al final, que pudieron 'maquillar' lo que no fue una victoria holgada de los de Pellegrino porque, también lógicamente, no están en el pozo por ser los mejores rematadores de Primera división. El travesaño y un fallo impropio de la elite salvaron a los nervionenses en el primer tiempo, mientras que Nyland hizo lo propio en la reanudación en un ejercicio de desidia que debería provocar que Quique se replanteara a quien regalar las dos últimas titularidades del curso. Si Lukébakio devolvió la camiseta, muchos otros apenas la sudaron, con ejemplos, incluso, grotescos sobre la bocina.
NYLAND: 7
Colocación y reflejos en el arranque, pero vendido en el zurdazo al larguero de Robert Navarro. Midió bien para no hacer penalti a Chris Ramos en la acción del minuto 40. En la reanudación, gran estirada a chutazo de Alcaraz y sacó con la cara un zurdazo a quemarropa de Sergi Guardiola, que se la cruzó bien en el 96. El único con arrestos y dignidad profesional.
JESÚS NAVAS: 5
Comenzó profundo y sirviendo varios centros al área en busca de Lukébakio y En-Nesyri, pero terminó el primer tiempo más pendiente de sujetar a Javi Hernández y Sobrino que de atacar. Repitió fases en la segunda mitad, siendo sustituido para llevarse, a priori, de los últimos aplausos del Pizjuán.
BADÉ: 4
Le faltó oficio y contundencia para proteger un balón que Chris Ramos no convirtió de milagro en el 0-1 al filo del descanso. Evitó que Juanmi remachase ante Nyland y se metió un autogol en el que le hicieron falta previa, aunque anduvo siempre errático y despistado.
SERGIO RAMOS: 4
Mucho más trabajo al choque que de costumbre, pues el Cádiz buscó mucho los centros colgados y fue al límite en los cruces. Terminó aburrido y achicado, desesperado por no saber por dónde le venía tanto fuego.
KIKE SALAS: 4
Desubicado, de las pocas veces que se le atragantó el sistema híbrido de Quique que siempre le ha ido como un guante. Salvó bajo palos una ocasión, pero le superaron, incluso, por alto.
ACUÑA: 5
De más a menos, como todo el equipo, aunque se desplegó más y mejor que Navas por su perfil.
SOUMARÉ: 4
Sobrecargado de trabajo en la parcela ancha, con dos 'leones' que daban 'bocados' enfrente. Paso al frente en la reanudación, decidiendo mejor a la hora de distribuir y romper líneas. Conectó con más facilidad con Suso que antes con Ocampos y Lukébakio. Pero el despertar le duró diez minutos.
AGOUMÉ: 4
Corrió demasiado detrás del balón y ganó pocos duelos, 'dimitiendo' en cuanto vio amarilla.
OCAMPOS: 4
Más voluntad que acierto en sus transiciones, echando de menos estar pegado a una banda y percutir con diagonales más largas, su especialidad.
LUKÉBAKIO: 4
Marró un par de remates favorables y sólo atinó entre palos con un zurdazo que desvió Ledesma. Algo atolondrado en sus últimas decisiones, se marchó en el intermedio con algunas molestias.
EN-NESYRI: 4
Vigilado, a veces doblemente, buscó sin suerte exhibir su poderío aéreo.
SUSO: 4
Empezó hiperactivo y generando peligro, pero enseguida se desenchufó.
JUANLU: 4
Salió para que aplaudieran a Navas, aunque gozó de un mano a mano que anuló fácilmente Ledesma, con el quinteño fresco.
MARIANO: 2
Muy lejos del nivel mínimo para ser un futbolista profesional. Una lástima que las lesiones y su insistencia en no salir del Real Madrid apagan una carrera que invitaba a pensar en cotas altas.
PEDROSA: s.c.
Casi sin tiempo para nada.
QUIQUE SÁNCHEZ FLORES: 4
A estas alturas, su insistencia en el mismo once tiene poco sentido. A su favor está que en el banquillo tiene lo que tiene, pero algunos ya están pensando en el año que viene, como denunció en su día Fernando Reges, y otros merecen, al menos, la oportunidad de demostrar que estaban para jugar un poco más.