Quique Sánchez Flores está a apenas unas horas de convertirse en el nuevo entrenador del Sevilla. El técnico madrileño, cuya vinculación sentimental con el Sevilla le viene desde niño cuando incluso fue socio abonado al club de Nervión, tendrá ahora la oportunidad de dirigir al Sevilla FC, algo que él mismo sabía que "tarde o temprano" iba a suceder. Posiblemente no vaya a darse en el mejor momento del club hispalense o cuando al entrenador le hubiera gustado, pero el momento ha llegado.
Quique Sánchez Flores cogerá las riendas de un Sevilla que ocupa la decimoséptima posición de LaLiga empatado a trece puntos con el Celta, en puestos de descenso, con la urgente necesidad de recuperar el camino de la victoria en el campeonato liguero que no ha sabido encontrar el ya destituido Diego Alonso. Desde el anuncio de la marcha del uruguayo, el nombre de Quique Sánchez Flores fue el gran favorito para coger al equipo. Por su larga experiencia en banquillos de LaLiga con Valencia, Atlético de Madrid, Espanyol o Getafe, además de aventuras en la Inglaterra, Arabia o China, y sobre todo por su capacidad para sacar a equipos en problemas del atolladero.
Precisamente su etapa en el Atlético de Madrid comenzó en una situación muy similar a la que se encuentra el Sevilla a día de hoy, como él mismo recordaba no hace mucho en una entrevista para The Coaches Voices y que ahora, ante su llegada a Nervión, estas palabras han adquirido más relevancia. "La del Atlético de Madrid fue una etapa de apenas dos años, casi dos años pero se valoró mucho y han sido gente muy agradecida. En el Valencia han sido agradecidos con más tiempo, con más perspectiva pero en el Atlético de Madrid han sido muy agradecidos desde el principio porque saben que llegamos en un momento muy crítico, muy difícil, donde la afición estaba fuera del estadio, con manifestaciones, quejándose... el club estaba con muchas dudas, económicamente no fluía". explicaba.
Pero no sólo en lo sentimental era una situación muy parecida a de hoy en el Sevilla, también en lo deportivo: "Los jugadores estaban en un punto de una cierta inestabilidad, con jugadores que estaban en la última parte de su carrera, que en siete u ocho meses fuéramos capaces de jugar tres finales no fue fácil. Recuerdo pasar mucho tiempo empeñado en que las cosas salieran bien y salieron gracias a los jugadores, como siempre. Ellos pusieron mucho empeño para darle la vuelta".
Finalmente, aquel Atlético de Madrid lograría revertir la situación y acabaría ganando una Europa League y una Supercopa de Europa con Quique en el banquillo: "Recuerdo muchas conversaciones con el presidente, Enrique Cerezo, cuando llegábamos de perder en Liga, el primer mes y medio, y perder y volver a perder y él decía: '¿Que está pasando?'. Yo le decía 'Presidente, es un proceso. Hay que creer en el proceso para que las cosas salgan'. Y luego nos abrazábamos cuando jugábamos finales y conseguimos dos títulos".