La llegada de la joven perla gala Nianzou ha dado al fin tranquilidad a Julen Lopetegui, que ya tiene recambios en el puesto de central, y ha ilusionado a un Monchi, que cuenta en la plantilla con pocos jugadores con los que sacar sus deseadas plusvalías futuras, ya que a diferencia de etapas anteriores, el Sevilla FC cuenta ahora con una plantilla experimentada, pero también veterana.
Y aún le queda margen para poder incorporar a uno o dos jugadores que completen el ataque -más aún tras la larga ausencia del Tecatito Corona-, siempre y cuando no se den marchas inesperadas.
Sin embargo, también queda la cara más compleja y menos divertida, la de las salidas. A diferencia de otros años, en el que esperaban una solución que no llegó, el club se ha aplicado y ha podido resolver antes de este final, en el que todo baja de precio, la situación de algunos de los descartes, como Luuk de Jong, Idrissi, Augustinsson u Óscar Rodríguez. Pero aún quedan dos piezas, que podría ser tres, que siguen enquistadas y que no acaban de cerrarse. Y ese objetivo pasa a ser prioritario, por encima de los fichajes, que no se dejan y van en paralelo.
El gran 'problema' desde hace dos años es Munir el Haddadi. El internacional marroquí suele estar siempre en la rampa de salida, acaba quedándose y, en una temporada tan larga, también termina jugando. Pero para el club supone una gran carga debido a su alta ficha. Este año, su último de contrato, Lopetegui y Monchi no han transigido y con su descarte en la primera jornada le dejaron claro que esta vez no iba a contar con minutos. El Getafe ha aparecido como opción, pero tiene otras encima de la mesa y esta vez parece que será la definitiva.
No es el mismo el caso de Rony Lopes, que en los dos últimos veranos ha tenido que ser cedido en condiciones desfavorables y en los dos últimos días de mercado, a Niza y Olympiacos. Y que aún tiene dos años de contrato. Lopetegui le ha dejado claro públicamente, en rueda de prensa, que no va a tener ninguna opción y que, por tanto, debe salir. Es el gran problema que debe resolver Monchi en los doce días que le quedan.
Y, por último, está un Gudelj que, en principio, no debería salir, no en vano, es el cuarto central, pero que tiene una oferta importante de la Liga turca y ocupa un espacio salarial que al Sevilla no le importaría quitarse de en medio. Monchi, en su afán por traerle el central a Lopetegui, tenía avanzadas varias operaciones y aunque alguna, como la de Kehrer, ya no sea viable -ha fichado por el West Ham-, sí podría activar otras para sustituirlo.
Las salidas son el caballo de batalla de una dirección deportiva que, al menos, espera no tener que cargar con jugadores como Amadou o Gnagnon, que acabaron quedándose el pasado año sin opciones de jugar.