Sus hazañas están en presentes en la memoria del sevillismo que no parece que ya hayan pasado más de 10 años desde que Andrés Palop se despidió del Sevilla FC tras ganar dos veces la antes llamada Copa de la UEFA -con el gol al Shakhtar Donetsk y las paradas en Glasgow-, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y otra de España, además de la Eurocopa de 2008 con España. La huella que el portero valenciano dejó en Nervión es tan profunda que incluso hay una peña sevillista con su nombre, pero su legado está lejos de haber acabado. "Cualquier niño lo desearía". Así de rotunda es la respuesta de Alejandro Palop cuando le preguntan si le gustaría seguir los pasos de su padre en la portería del Ramón Sánchez-Pizjuán.
Alejandro Palop (2003) es uno de los dos hijos del ahora comentarista de los partidos del Sevilla FC en Movistar+ y, como su padre, se abre camino en el mundo del fútbol entre los palos de una portería. Como no podía ser de otro modo, Palop júnior comenzó a jugar en la cantera nervionense, cuando Palop sénior aún era capitán blanquirrojo. Luego ha pasado por varios clubes, los dos últimos el Torrent y el Sanse. Actualmente se encuentra actualmente alternando el filial y el primer equipo de la SD Ponferradina, trabajando por mejorar día a día para llegar a LaLiga y, a ser posible, al Sevilla FC, como él mismo ha reconocido en una entrevista a Relevo.
"Mi objetivo es trabajar al máximo ahora mismo desde cómo estoy. Trabajar, trabajar, intentar mejorar todos los días para, en un futuro, poder llegar lo más lejos posible. El fútbol es muy complicado. Muchos chavales están peleando por lo mismo que yo, que es llegar a Primera división. Mis metas son esta temporada mejorar todo lo que pueda, jugar todo lo posible y si se da la recompensa de poder jugar con el primer equipo algún partido, más que mejor", cuenta el único hijo futbolista de Palop -su hermano lo dejó hace unos años para centrarse en sus estudios-, que anhela hacer vibrar a la 'Bombonera' como lo hacía su padre: "¿El Sánchez-Pizjuán? Eso ya es un sueño más que de niño, ya es casi de cuando nací. Al final es llegar a donde está tu padre y defender la portería del equipo de tus sueños. Es algo que cualquier niño desearía".
Entre sus mejores recuerdos de aquella temprana infancia en Sevilla, Alejandro Palop recuerda su participación en un pasillo de honor que las estrellas del FC Barcelona le hicieron al equipo nervionense: "Esa era una de mis primeras veces saliendo con mi padre al campo. Tengo alguna foto por ahí y fue muy bonito porque ves cómo jugadores del Barcelona te hacen un pasillo. Yo no era consciente de nada, pero ahora que lo veo es como: 'Ostras'. Los jugadores del Barcelona estaban pendientes a que nosotros pasáramos por ahí".
Con recuerdos así desde bien niño, tiene clara la típica pregunta de si el portero nace o se hace: "Habrá muchos casos. En el mío, me empezó a gustar la portería por lo que veía en casa, por cómo mi padre me explicó la profesión. Mi hermano, que es tres años mayor que yo, continuó con ello. Yo me he hecho un poco a ser portero, es lo que he visto en casa. Mi padre, desde pequeño, me ponía en una portería y me tiraba el balón. En vez de lo ocurre con cualquier niño, que se pone a correr con un balón, yo ya los cogía con la mano".
Tan en serio se ha tomado lo de seguir al pie de la letra el enorme legado de su padre, que incluso le ha imitado en la sensación más atípica que puede sentir un portero, que es la de marcar un gol. Así lo recuerda Alejandro: "Estaba jugando con el Torrent, el equipo en el que estaba yo en Juvenil y nos enfrentábamos al Alzira. Íbamos ganando 1-0 y nos hacen un gol muy rápido de una falta en la frontal en la segunda parte. Y pasa el tiempo, pasa el tiempo... 1-1. El partido muy igualado con ocasiones para los dos equipos, nos pitan una falta en la frontal en contra en el 93'. Consigo blocar y saco al equipo rápido para montar la contra. Al ir empate, golpeo con la máxima potencia que pude para montar la contra y conseguir dirección portería porque teníamos una superioridad de dos contra uno, pero al final ese balón entró".
Es imposible no recordar aquel cabezazo que su padre, Andrés Palop, mandó al fondo de la portería para forzar la prórroga en Donetsk, en el camino hacia la segunda de las siete copas de la Europa League que lucen en las vitrinas del Sánchez-Pizjuán: "En esa época, con cuatro años, yo no era consciente ni sabía de la importancia de ese gol, pero ahora, ya con la edad, lo he visto muchas veces repetido. En resúmenes o por noticias como el gol del portero de la Lazio al Atlético. Al final, siempre sale el gol de mi padre. Lo he visto bastante veces repetidas, sí". Ya sólo le queda imitarle en Nervión y darle una segunda parte al fuerte idilio entre el Sevilla FC y los Palop.