Antonio José Medina8 min lecturaOliver Torres ha sido uno de los nombres más destacados del Sevilla en la presente temporada. Sorprendentemente, fue uno de los descartes -el otro fue Tecatito- de la lista de Champions League a principios de temporada y, al final, ha sido clave para el equipo de Nervión se alzara con la Europa League. Y, entre medias, ha cuajado el que posiblemente sea su mejor año de los cuatro que lleva como sevillista.
El de Navalmoral de la Mata fue clave casi desde el principio y aprovechó la baja forma, la salida a última hora de Ocampos o las lesiones de algunos de sus compañeros para hacerse un sitio. Con Sampaoli ya se convirtió en el hombre clave y 'obligó' con su rendimiento a que lo inscribieran en enero en competiciones europeas. Luego, pese al regreso de Ocampos, a la mejoría de Suso o Rakitic y a los muchos recursos que tenía Mendilibar en el centro del campo, siguió contando hasta acumular partidos.
El centrocampista del Sevilla ha concedido una entrevista al Hoy Extremadura, en la que desgranda todo lo vivido en un año convulso y en la que habla, sobre todo, de la final de Budapest, donde sumó su segunda Europa League tras la cosechada en 2020.
"Creo que en LaLiga no hemos hecho lo que teníamos que hacer. Este año salía todo mal. Hasta diciembre y enero estábamos coqueteando con el descenso. Jugar en esa situación no es fácil. Luego es verdad que la Europa League nos vino como un hilo de esperanza, algo a lo que agarrarnos, sabiendo que es una competición que nos ha dado mucho y que la gente nos iba a empujar. Por suerte nos ha dado un título y una clasificación para la Champions, que al final es lo que queríamos desde el principio, que en la Liga no ha sido posible", analiza el extremeño sobre el mal año liguero, en el que el equipo sufrió hasta la llegada de Mendilibar.
Precisamente, Oliver Torres destacaba el trabajo del técnico vasco en la reacción final del Sevilla. "El míster llegó con mucha tranquilidad, sabiendo que tenía que aportarnos esa serenidad para volver a confiar en nosotros. Y, a través de los buenos resultados, lo conseguimos. No era normal la situación en la que estábamos con la plantilla que tenemos. Por suerte, entre todos conseguimos encauzar esto y alzarnos triunfadores de algo tan difícil como ganar un título".
Para lograr ese título, que finalmente pudo disfrutar, primero tuvo que sufrir. "Se vivió con mucha tensión, muchos nervios. Desde el día de antes ya se nota en el ambiente, en los compañeros, en todo. Es verdad que nosotros ya estamos un poco aislados de todo lo que lleva la afición que está allí esperándonos, pero la tensión se vive igualmente. (...) En cuanto al partido, fue muy difícil, como todas las finales. En este caso contra un equipo como es la Roma de Mourinho, que defensivamente era un bloque colectivo que trabajaba muy bien, que defendía mucho, que era difícil generar ocasiones y que al final se decidió por los penaltis. Tenía mucha confianza en nuestro portero, en Bono, que es un gran parador de penaltis. Por suerte, la vida nos dio esta recompensa después de una temporada difícil. De ganar otro trofeo para el Sevilla, otra Europa League, que son siete, es una burrada. Y yo privilegiado y orgulloso por haber podido vivirlo en primera persona", admitía.
Esa séptima Europa League corona al Sevilla en esa competición le da un dominio similar al que ejerce el Madrid en Champions, una comparación que no a todos gusta, pero que se hace evidente desde el punto que el Sevilla suma más del doble de títulos que su más inmediato perseguidor. "Es una barbaridad ganar siete títulos en esta competición. Y más ahora con el cambio de formato de competición, que nos hemos tenido que enfrentar a equipazos como el Manchester United, Juventus, PSV... Hay que dar valor a esto. Es increíble. Algo único. Es una competición fetiche para el Sevilla. Nadie sabe por qué, pero cuando suena la sintonía de la Europa League el estadio se transforma, los jugadores parece que también. Ojalá que siga el idilio con esta competición, que será algo muy positivo".
Oliver Torres también narra cómo disfrutó su familia la gran final celebrada en la capital de Hungría. "Me llevé a Budapest a mi familia y a algunos amigos de Navalmoral, Sevilla y Madrid. Pasaron dos días increíbles en esta magnífica ciudad. Ellos son los que realmente disfrutan, porque nosotros según aterrizamos vamos al hotel, de allí al campo a entrenar, vuelta al hotel... y hasta que te presentas a la final. No podemos disfrutar de la experiencia como tal. A mí lo que más feliz me hacía es ver las caras de felicidad de mis padres. Agradecido a la vida por hacerme vivir estos momentos. Jamás podría haber imaginado que alcanzaría lo que he alcanzado, y lo que ojalá me quede, cuando jugaba en la plaza de Navarrosa con el balón o cuando me entrenaba Carlos 'Minuto'", reconoce.
Y recuerda la forma especial con la que celebró el título, con la bandera de Extremadura. "Ya tenía pensando salir con mi bandera si era campeón de la Europa League y finalmente, por suerte, pudo ser así. Siempre intento dar valor a la tierra donde nací, dar valor y visibilidad a Extremadura en todos los sitios donde voy. Para mí, creo que es la gran desconocida y tiene algo único. Ojalá que todo el mundo pueda conocernos y yo aportar mi granito de arena para que así sea. Y ojalá que sea en forma de títulos, que también sería muy importante", añade el jugador moralense antes de 'mandar un aviso' para sevillistas y aficionados: "Espero que la vida me siga dando regalos en forma de títulos o momentos que sean únicos para mi vida".