Desde la planta noble del Ramón Sánchez-Pizjuán, las principales cabezas visibles del Sevilla FC han repetido de diversas maneras que al club no le va a temblar el pulso a la hora de hacer cambios en una plantilla que se ha ido al parón por el Mundial de Qatar en puestos de descenso en LaLiga y que ha perdido 160 millones de euros de valor de mercado -de los 385 del curso pasado a los 225 en la última actualización de Transfermark-. Ya han salido varios nombres de presuntos 'sentenciados' en Nervión como Marcos Acuña, Papu Gómez, Suso o Adnan Januzaj entre otros. No obstante, además de algunas salidas deseadas, la situación del club apunta a que habrá otras que serán mucho más dolorosas. Y en ese punto destaca desde hace unos días el nombre de Yassine Bono.
Las expectativas de sacar plusvalías por los descartes son muy bajas, por lo que Monchi necesitará buscar ingresos para equilibrar las cuentas del Sevilla FC, después de dos ejercicios seguidos presentando pérdidas, y para poder financiar los fichajes invernales deseados por Sampaoli para intentar enderezar el rumbo del equipo. En este contexto, desde Inglaterra apuntan en las últimas horas que Unai Emery quiere a Bono en su Aston Villa.
Se habla de un roce con el internacional argentino 'Dibu' Martínez que habría sentado muy mal al técnico vasco, quien ha reaccionado abriéndole la puerta y pidiendo el fichaje del mundialista marroquí. En este sentido, a falta aún de oferta formal que confirme los rumores, el conjunto inglés ya sabe cuál es el precio de Bono. Y evidentemente no será barato.
Elegido el noveno mejor portero del mundo por la FIFA en la gala del Balón de Oro, portero menos goleado de LaLiga en la 21/22, consumado parapenaltis... ¡Incluso autor de un gol! Evidentemente, en otras circunstancias, sería rechazada de inmediato cualquier propuesta por el que a todas luces ha sido el mejor futbolista del Sevilla FC en las dos últimas campañas. Ahora todo es distinto. Por suerte, la necesidad actual coincide con la buena previsión que tuvo el club nervionense el pasado verano, cuando blindó a Bono justo antes de que se confirmase como el primer Trofeo Zamora de la historia nervionense.
Como informó ESTADIO Deportivo el pasado 9 de mayo, el Sevilla FC amplió el contrato de Bono por una temporada más -de junio de 2024 al mismo mes de 2025-, mejoró un bajo salario para adecuarlo con su espectacular rendimiento y, como no podía ser de otro modo, aumentó su cláusula de rescisión de los 30 hasta los 50 millones de euros, aunque este último precio fluctúa ligeramente dependiendo de las fechas (más alta en épocas de mercado).
Según apuntan diversas fuentes, de confirmarse esa anunciada ofensiva del Aston Villa para propiciar el reencuentro de Bono con Diego Carlos y Augustinsson, el Sevilla FC ha puesto el umbral mínimo de un traspaso en su antigua cláusula. Es decir, su precio de salida para la siempre solvente Premier League se sitúa en 30 kilos, una cantidad que dejaría 26 millones de plusvalía por un futbolista que en abril cumplirá 32 años. Cabe recordar que la entidad de Eduardo Dato pagó 4 millones de su opción de compra tras hacerse con la cesión del marroquí por parte del Girona CF el último día del mercado estival de 2019.
La venta de Bono, un mal menor
Todas estas noticias de un posible traspaso al Aston Villa han pillado a Bono concentrado plenamente en el Mundial. No quiere saber nada que no sea la selección de Marruecos, que este jueves se juega certificar su pase a octavos de final de Qatar 2022 en un partido ante Canadá en el que a priori el meta del Sevilla FC volverá a la titularidad después de dejar una de las imágenes más insólitas de la historia de los mundiales tras pedir el cambio en la ceremonia de escucha de los himnos.
ESTADIO Deportivo ha querido pulsar la opinión de sus lectores y ha preguntado en la #EncuestaHelvetiaED por la opinión de un posible traspaso de Bono, ídolo de un sevillismo que entiende la delicada situación del club y entendería el traspaso del portero como un mal menor. Esa conclusión se puede deducir del resultado de un sondeo en el que el 70 por ciento de los participantes se muestra partidario de vender si llega una buena oferta, un escenario al que 'sólo' se opondría el 30% restante.