Su caso es similar al de otras estrellas fulgurantes que terminan estrellándose, como Bojan Krkic, en parte por su debut acelerado con la selección española no por sus méritos, que indudablemente los tenían, sino por razones diplomáticas y burocráticas. Sencillamente, no era su momento, pero el temor a que Serbia, en el caso del todavía delantero catalán del Vissel Kobe, y Marruecos, en el del atacante del Getafe nacido en El Escorial, se adelantasen, llegó la jugada. O jugarreta, como confesó luego Munir El Haddadi, que deslizó la trastada que le hicieron Celades y Del Bosque al convocarle para la absoluta por la lesión de otro 'tránsfuga' como Diego Costa. Fue en septiembre de 2014, ante Macedonia, en un encuentro valedero para la clasificación para la Eurocopa de Francia 2016, ya que la norma entonces blindaba a un futbolista si el choque con los 'grandes' de un país era oficial, no amistoso.
Trece minutos y ya no volvió a vérsele el pelo. "Tenía que tomar la decisión en el momento; llegué a llorar de la presión. No estaba seguro de si hacerlo o no. Cuando eres un crío, sólo quieres jugar al fútbol. Me llamó Vicente y me dijo que disfrutase con ellos. Y eso creo que me hizo jugar esos minutos”, afirmaría después un Munir al que el propio ex seleccionador salmantino llegó a admitir que le había hecho una faena, pidiendo que, "por menos de 15 minutos, deberían dejarle elegir". Aunque afincados en la Comunidad de Madrid, su familia es marroquí y, aunque todos pensaron que fue por convencer al TAS, el delantero que pasara por Barcelona, Alavés y Valencia, aseveraba que, de haberle pillado mayor y descartado por los 'Leones del Atlas', habría renunciado a 'La Roja'. Eso está por ver, aunque, eso sí, propició que la federación norteafricana luchara por su 'repatriación', que no pudo ser para el Mundial de Rusia 2018, aunque la FIFA, en realidad presionada por otras federaciones como las de Alemania, Reino Unido y Países Bajos, cambió el reglamento en 2020.
A punto de hacer 'un Munir' han estado el extremo del Barça (cedido en Osasuna) Ez Abde y el del Milan Brahim Díaz, con la salvedad de que el primero es natural de Beni Melal, en el centro de Marruecos, criado luego en el litoral mediterráneo y adquirida la doble nacionalidad española después de más de media vida aquí, mientras que el segundo ha vivido toda su vida en la Costa del Sol, de padre magrebí y madre española. El culé, tentado en las categorías inferiores por la 'Rojita', esperó la llamada hace menos de dos meses de Walid Regragui, nuevo seleccionador marroquí, que no ha dudado en llevárselo al Mundial de Qatar 2022 tras menos de media hora de experiencia en un par de 'bolos', disputados además en territorio español. Abde va por delante del otrora sevillista, que suma dos goles en once encuentros con el combinado nacional que siempre deseó representar, pero que no ha tenido minutos con el nuevo entrenador.
Hace unos días, la inoportuna lesión del atacante del Marsella Amine Harit dejaba una plaza vacante, aunque, por desgracia para él, Munir no era el 'plan B' ni el 'plan C' de su seleccionador en esa demarcación. El sustituto de Halilhodzic trató de convencer de nuevo a Brahim, fijo en las categorías inferiores de España con Santi Denia, Albert Celades y Luis de la Fuente, que lo hizo debutar con la Absoluta (gol incluido) en aquel amistoso contra Lituania de junio de 2021, tras el brote de Covid que afectó a la mayoría del grupo que preparaba en Las Rozas con Luis Enrique la Eurocopa pospuesta, por lo que la fue el grueso de la sub 21 la que disputaría ese choque. Con la nueva normativa, todavía podría cambiar de opinión, pero el ex malaguista sigue firme en su deseo de volver a vestir 'La Roja', por lo que ha dicho que no a un Regragui que se ha decidido finalmente... por Anass Zaroury, extremo del Burnley que está esperando un documento de la Federación Belga, con la que actuó hasta la sub 21, para poder unirse a la concentración de Marruecos.