La dirección deportiva del Sevilla FC busca extremos en el próximo mercado invernal de fichajes y en la sobremesa de este domingo Víctor Orta tuvo ante sus ojos a un futbolista que lleva siete temporadas siendo titular indiscutible en el Rayo Vallecano, que es sevillano (nacido en Utrera), que es sevillista desde la cuna y que tiene esa deuda personal de no haber podido jugar nunca en el club nervionense. Ése es el gran sueño del atacante de 32 años y, aún más, el gran anhelo de su familia. Su apoyo incondicional les lleva a desear la victoria visitante en su propio campo, pero no pierden la esperanza de poder ver algún día a Álvaro García Rivera defendiendo el escudo que ha admirado desde niño. Los suyos evitan hablar más de la cuenta, pero queda claro que si le llaman desde Eduardo Dato, difícilmente podrá decir que no.
Su padre, Francisco García, y su hermano Pablo atendieron a las cámaras de DAZN para responder a las preguntas de la periodista Irene Molina y del exsevillista Borja Lasso, ahora comentarista de LaLiga. El extremo utrerano del Rayo Vallecano fue capaz de conseguir 15 entradas para que su familia se desplazase hasta el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán en un partido de lo más especial para todo su entorno. Nunca ha vestido del blanquirrojo sevillista, pero en su casa se declaran "sevillistas a muerte". Eso sí, este domingo, "por motivos obvios", querían que ganasen los madrileños; pero el 1-0 a favor de los de García Pimienta tampoco es que les provocase un disgusto, vamos.
"Se le da muy bien este campo", se jactaba el padre de Álvaro García antes de que arrancase el juego, recordando que su hijo había marcado en sus dos últimas visitas a Nervión con el Rayo y ya antes había celebrado un gol como jugador del Cádiz CF, en una sensación que genera siempre una lógica alegría en la familia, a pesar de admitir que "al ser de siempre tan sevillistas, la mezcla de emociones es complicada".
Sumaba tres goles en cinco visitas a Eduardo Dato, más otros dos que le hizo en su día al Sevilla Atlético, y estuvo muy cerca de volver a mojar este domingo. Tuvo tres ocasiones, pero en las dos primeras se topó con Badé y Pedrosa, respectivamente, y en la más clara de todas, en el 77', su zurdazo raso desde fuera del área fue repelido por el poste. Sin duda, el eléctrico '18' fue el mejor del Rayo Vallecano, que a pesar de jugar toda la segunda parte con uno menos generó ocasiones suficientes para haberse ido con al menos un punto, lo que motivó los murmullos del graderío local.
El propio Álvaro García, casado también con una sevillana -en su caso hincha del Real Betis por herencia familiar-, también ha reconocido varias veces su amor por el Sevilla FC y que, por ese motivo, tiene la espinita de no haber podido jugar en el club al que ha animado desde muy niño en la ciudad que vio nacer a José Antonio Reyes o a Joaquín Caparrós. Esa espina la tienen también todos los suyos, que lo reconocen pero aclaran que no pierden la esperanza: tanto su padre como su hermano confían en que aún hay tiempo para verle jugando como local en el Sánchez-Pizjuán.
De momento, Álvaro tiene contrato hasta 2026 en Vallecas y su hermano Pablo desea "que siga muchos años más en el Rayo". Eso sí, admite que le gustaría verle jugando en el Sevilla FC. "Ojalá algún día pueda jugar en el Sevilla", exclamó mientras el patriarca de la familia García no paraba de mover la cabeza asintiendo en que ese fichaje sería un inolvidable motivo de celebración en la familia. "Por lo menos un añito. Me encantaría verle con esta camiseta", sentenció su padre, a quien se le dibujaba una expresiva sonrisa de oreja a oreja sólo de pensarlo.