Este domingo no cabía más tensión en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. El Sevilla FC y la UD Almería se enfrentaban en la sobremesa de ayer en un duelo entre el antepenúltimo (con el triunfo sube cinco peldaños) y el penúltimo clasificados de LaLiga. El domingo amaneció con pintadas y pancartas contra el presidente nervionense, José Castro; el utrerarano aguantó cánticos pidiendo su dimisión antes, durante y después del choque; que comenzó con una monumental protesta por el 'Caso Negreira' y en el que hubo cuatro lesionados, dos por cada equipo y tres de ellos en la primera mitad. En medio de este agitado contexto, la labor arbitral volvió a echar gasolina al fuego con una muy mala actuación del colegiado de campo, Ricardo de Burgos Bengoetxea, y la absoluta incomparecencia de Antonio Miguel Mateu Lahoz, a cargo del VAR.
Desde el terreno de juego, un agitado De Burgos Bengoetxea que lejos de imponer calma alteró a los locales con varias amarillas discutibles, sólo fue capaz de ver uno de los cuatro claros penaltis que hubo a lo largo de un ruidoso encuentro en el que los dos conjuntos se jugaban la vida. Claro que peor es lo de Mateu Lahoz, pues a pesar de contar con infinidad de monitores y cámaras que ofrecían todos los ángulos posibles, no consideró que debiese advertir por el pinganillo al colegiado vasco en ninguna de las tres claras penas máximas que se quedaron en el limbo, dos a favor del Sevilla FC en la recta final de la primera parte y otra para la UD Almería, ya en el segundo tiempo.
En el primero de los penaltis no señalados en el Sevilla - Almería, el delantero visitante Luis Suárez, con el brazo completamente despegado de su cuerpo, corta un balón cabeceado por Youssef En-Nesyri mandándolo a córner. La pelota da antes en el pecho del colombiano, pero como recuerda la cuenta de Twitter @ArchivoVAR, especializada en este tipo de acciones, su brazo está en posición antinatural ocupando un espacio que no le corresponde y cortando la jugada, por lo que Mateu Lahoz debió avisar a De Burgos de que era pena máxima. Corría el minuto 42' y el marcador estaba 0-1.
Aún más evidente fue el segundo penal sin señalar, sólo un minuto después del primero y aún con 0-1 en el marcador. En el 43', el lateral derecho del Almería Alejandro Pozo, sin opciones de poder disputar el balón al tener la posición totalmente perdida, sujeta y agarra rodeando con sus brazos el cuerpo del sevillista Loïc Badé hasta derribarle. De Burgos explicaba a los jugadores que había habido un agarrón mutuo, pero las imágenes de televisión demostraron que no era así y era penalti. Mateu Lahoz, a quien siempre le persigue la polémica, seguía sin dar señales de vida.
Antes de que se alcanzase el descanso se viviría el tercer penalti seguido en el área del conjunto indálico, de nuevo con el exsevillista Pozo como implicado. En el añadido de la primera mitad, Ocampos sirvió un balón en profundidad para el desdoble por dentro de Alex Telles, que estuvo listo para, antes de controlar, meter el pie para proteger el balón, ganar la posición y dejarse arrollar por el lateral del Almería. Esta vez sí, el colegiado vasco lo vio claro, lo señaló y Ocampos lo transformó en el tanto del momentáneo 1-1.
En la segunda mitad, la dupla De Burgos-Mateu volvió a liarla. Todavía con empate en el marcador del Sánchez-Pizjuán y con el Almería gozando de ocasiones claras para ponerse por delante, Bryan Gil se ve desbordado por Pozo, a quien persigue sin acierto y empuja con los dos brazos por la espalda dentro del área local haciéndole caer y perder una ocasión muy prometedora para su equipo. El colegiado bilbaíno decía que no había visto nada, sus jueces de línea tampoco y desde el VAR nunca hubo noticias en todo el encuentro, que se decantó del lado local con las paradas de Dmitrovic y un tanto de cabeza de Lamela, sólo unos minutos después de este tercer penalti sin señalar. El estamento arbitral no gana para escándalos.