Antonio José Medina5 min lecturaPocos cambios de Mendilibar en el once del Sevilla, en el que vuelve a apostar por Dmitrovic y por la misma defensa que jugó ante el Cádiz, metió a Fernando por Joan Jordán y, las únicas variaciones reseñables, fueron la entrada de Lamela por Rakitic y Suso, que ocupó la plaza que había dejado el sancionado Ocampos.
La temprana expulsión de Pape Gueye hizo que Mendilibar pusiera a calentar a varios jugadores, pero finalmente encontró la solución poniendo a Suso en el centro del campo, por delante de Fernando, que se convirtió en el único jugador defensivo de su equipo.
Sólo en el último cuarto de hora el equipo notó el gran esfuerzo y, pese a ello, mereció ganar, aunque el partido se le fuera en los cinco últimos minutos.
No estaba muy seguro de inicio. Se comió un engaño de Aspas que casi le cuesta un gol. Ante la presión, no se complicó. Poco pudo hacer en los dos goles finales.
Le tocó luchar con uno de los mejores hombres del Celta, el extremeño
Salvó un gol y casi siempre se impuso a los delanteros del Celta. Sólo 'falló' en el tiro al palo de Paciencia, que se le adelantó tras el centro de Aspas.
Buen partido del serbio, en el que hacía su centenario con el Sevilla. Sigue brillando de central.
Acuña: 6
Golazo y partidazo el suyo, empañado por la roja al final, en la que el árbitro volvió a quedar señalado.
Tenía muchas ganas Mendilibar de verlo en acción y fue el mejor del Sevilla. Solo se bastó para que no se notara la baja de Pape Gueye tras su expulsión y controló el centro del campo.
La injusta expulsión del senegalés no impide que se le eche en cara que fue siempre al límite, pese a ver la primera amarilla antes del minuto 5. La falta que le costó la roja fue ridícula, que en ningún momento debió acabar en amonestación.
Salió para crear peligro por banda o como segundo punta y acabó jugando de centrocampista, una posición en la que no está acostumbrado. No lo notó y cuajó un gran partido, dándole la posibilidad a su equipo de no mermar el juego ofensivo en la salida del balón.
Gran desgaste defensivo del argentino, que tuvo que tirar de casta para empezar la presión y robar algún balón con uno menos. Su lucha logró premio, pero se tuvo que retirar a la hora de juego para dar aire a su equipo.
Lo intentó una y otra vez, y aunque lo supieron parar muy bien y en ocasiones se la jugó muy solo, obligó a sus rivales a estar siempre pendientes de él.
Su gol, al borde del descanso, fue clave para un Sevilla que supo contener con uno menos a su rival en todo momento. Se desfondó en la presión y tuvo que ser sustituido.
Poco brillo del extremeño, que le tocó, como a todos, vaciarse para tapar los huecos que les dejaba jugar con uno menos.
Entró en los últios minutos, en los que en Celta estaba atacando con muchos jugadores por ambas bandas.
Vio una amarilla nada más entrar y se perderá el próximo partido. Se aventuró en ataque e, incluso, intentó emular a Acuña con un disparo lejano, que se le fue alto.
Casi no tocó el balón, pero ayudó a su equipo a presionar y dificultar los ataques del Celta.