Tardan un poco más estas valoraciones tradicionales del rendimiento de los nuestros porque sería de necios negar que lo que aconteció en el alargue varía las notas de varios futbolistas, protagonistas directos e indirectos, algunos muy a su pesar, de la acción (y sus reacciones) más determinante del encuentro, que esperó hasta el minuto 96 y no ofreció una resolución hasta el 102. Lógicamente, de lo que ocurrió entonces depende que varios nervionenses mejoren o empeoren su imagen general, porque el Sevilla FC, imbuido en la locura que parece desear Jorge Sampaoli para agitar conciencias dormidas y egos acomodados, pudo ganar y perder, pero acabó dando por bueno un empate que sabía agridulce, casi amargo, un rato antes. Cosas del fútbol.
Pésima primera parte de los blanquirrojos, desordenados por un técnico argentino empeñado en el 1-3-4-2-1 pero con centrales que no son casi ni centrales. Cuando se da cuenta, ya con un 0-1 que bien pudo ser un castigo mayor (o menor, porque Mamardashvili evitó dos clarísimas de Rafa Mir), remueve la coctelera para cambiar de sitio, a veces hasta de banda, a varios futbolistas, sentar a los que quizás no debieron ni ser titulares, optando por un sistema a todas luces más acorde a la plantilla que tiene, si bien, y esto va en su defensa, no aguantaría noventa minutos el ritmo que exige ponerse el cuchillo entre los dientes y tocar a rebato.
BONO: 9
Se quedó a media salida en el primer gol che, aunque evitó el segundo con una gran intervención abajo ante Samuel Lino. Algo más dubitativo que de costumbre con los pies, salvó un punto deteniendo a Gayà un penalti en el alargue.
JOSÉ ÁNGEL CARMONA: 3
El 0-1 es más achacable a Nianzou (aunque es cierto que el visueño es el que tenía de inicio la marca de Cavani), porque él debía estar pendiente de un Lino que le robó un par de veces la cartera en menos de media hora. Corrigió el primer error, pero el segundo propició un disparo a puerta que abortó Bono. Sampaoli lo castigó sustituyéndolo en el minuto 31.
NIANZOU: 5
Asume riesgos en la salida que de vez en cuando salen bien, aunque su habitual poderío aéreo quedó empañado por la superioridad valencianista en este apartado tan importante. Se retiró lesionado al poco de la reanudación.
ACUÑA: 4
Como central zurdo pierde mucho. Nunca dejará de ser canchero y competitivo, pero luce bastante más con metros para correr. Sustituido al descanso, después de una fase sin pena ni gloria.
MONTIEL: 3
Ayudó poco o nada a Carmona con Lino, no frenó a Gaya y apenas se le vio en ataque. Terminó el primer tiempo como central diestro, siendo superado en casi todas las facetas.
ÓLIVER TORRES: 6
El nuevo míster se fía más de él como mediocentro creativo que de Isco. Tanto ahí como de interior o falso extremo, suele mejorar las jugadas que pasan por él, si bien se echó de menos más participación y continuidad.
GUDELJ: 8
El golazo en Palma de Mallorca le ha preñado de confianza, hasta el punto de que Sampaoli lo volvió a reubicar de central, como hizo por necesidad Lopetegui, ahora por la inconsistencia de esa línea. Agresivo, contundente y con criterio, cabeceó al larguero a la salida de un córner y peinó otro en el alargue que salvaría Gayà bajo palos.
ISCO: 4
Aportó poquísimo para un jugador de su calidad, llamado a ser alma y cerebro. Por el contrario, el malagueño apareció sólo con chispazos sin consecuencias.
ALEX TELLES: 4
A su espalda pasaron demasiadas cosas, porque no terminó de entenderse con Acuña, haciendo su agosto en octubre Foulquier, Thierry Correia y compañía. Tras el paso por vestuarios, no pasó grandes apuros, en gran parte porque el Valencia se replegó, aunque el brasileño se limitó a centrar desde lejísimos con poca trascendencia.
PAPU GÓMEZ: 6
Desaparecido en el primer tiempo, se echó el equipo a la espalda en el segundo, curiosamente acostado en una banda, donde menos le gusta jugar. Sacó de sitio y de quicio a Thierry. Gran disparo al lateral de la red. En el 96, frenó como pudo a Kluivert, viendo la roja y siendo indultado porque el neerlandés se levantó y provocó un penalti
RAFA MIR: 6
Picado y encorajinado, ganó muchos balones por alto y tuvo dos ocasiones clarísimas, salvadas espectacularmente por Mamardashvili. No dejó nunca de intentarlo, ayudando en la presión, descolgándose y desmarcándose. Le anularon (justamente, pues estaba adelantado) el único intento en que sí superó al georgiano. Sobre la bocina, cruzó demasiado tras error de Diakhaby y se encontró con su ‘bestia negra’ en el alargue.
JESÚS NAVAS: 5
Dotó de enorme profundidad al costado derecho, llegando mucho más y mejor a línea de fondo y colgando balones peligrosos. Gayà estaba desbordado, gracias a que Lamela también caía por ahí. Error impropio de su veteranía en el alargue para propiciar la contra que costó una roja y por poco la derrota.
DELANEY: 4
Nada de nada. Atolondrado, llegaba a menudo tarde a los cruces y falló un control fácil en posición franca.
LAMELA: 7
Como de costumbre, es un revulsivo de lujo gracias a sus cambios de ritmo, sus regates y su verticalidad. Le taponaron en una llegada clara, asistió a Rafa Mir en el tanto anulado y empató apareciendo desde atrás en un córner.
KIKE SALAS: 5
Soltura en la iniciación del juego, peinó el córner que supuso el empate y no llegó a tiempo para impedir, sin hacer penalti, que Thierry acudiera a remachar el balón de Kluivert que tocó Bono en el 96. Acabó siendo expulsado.
RAKITIC: 7
El croata sí mejoró las prestaciones en la medular, imprimiendo empaque, velocidad de pensamiento, jerarquía y llegada.
JORGE SAMPAOLI: 5
En su cabeza, seguramente, tiene muy claro cómo debe jugar su Sevilla, pero, satisfecho con la boca pequeña del 0-1 al Mallorca a contraestilo, revolucionó su once de inicio y muchas veces más durante el partido, con continuos cambios de ubicación, dibujo y hasta de propuesta, a la vista de que los nervionenses mandaban poco o nada. Ese caos que origina vuelve locos a los suyos, a veces para bien, porque llegan mentalizados de que pueden empatar, ganar o remontar cuando casi no queda tiempo, pero otras ocurre lo que estuvo a punto de pasar de no ser por Bono. No acaba de enchufar del todo a Óliver, Papu e Isco. Y los necesita como el comer.