Si la situación económica no fuera tan preocupante, seguramente el Sevilla FC no habría recurrido a los bancos y los fondos de inversión para buscar crédito y solvencia. Primero, uno de 108 millones de euros y, luego, se conoció que la refinanciación de su deuda a mayor plazo correspondió a la conocida empresa Goldman Sachs, como su eterno rival. Ahora, según avanza 'Diario de Sevilla', el informe de auditoría solicitado para la próxima junta general de accionistas, la ordinaria de cada mes de diciembre, arroja cifras terriblemente malas. En total, las pérdidas acumuladas en la 23/24 alcanzan los 81,7 millones de euros, con unos fondos propios negativos superiores a los 65 millones. Se trata del déficit acumulado de los tres últimos ejercicios, con dos primeros (21/22 y 22/23) en los que las cuentas y la gestión del consejo de administración no recibió la aprobación de la asamblea.
Para estudiar los siguientes pasos, el órgano rector nervionense habría fijado una reunión este mismo viernes, cuando se elaborará el dossier que debe presentarse a los accionistas dentro de menos de dos meses. El borrador en cuestión habla de un balance de 167,2 millones de euros en pérdidas a lo largo de los cuatro ejercicios previos al, pese a que en tres de ellos se generaron ingresos por la participación en la Champions League, que reportó, por ejemplo, 85 millones en la 23/24. Esos -81,7 millones auditados se suman a los 19,3 de la 22/23, los 24,8 de la 21/22 y los 41,4 de la 20/21. Una realidad que hay que afrontar, cogiendo, como se suele decir vulgarmente, el toro monetario por los cuernos para tratar de paliarla a medio plazo, pues a corto resulta impensable. El presidente Del Nido Carrasco esgrimirá nuevamente ante los poseedores de títulos de la sociedad que se haya inmerso en una reestructuración a todos los niveles y en todos los departamentos.
También en el deportivo, claro, con un esfuerzo ímprobo, con Víctor Orta a la cabeza, para reducir drásticamente la masa en sueldos (LaLiga ofreció unas cifras históricas y sangrantes de cómo quedaba su tope salarial en esta 24/25) de una plantilla inflada para la UCL sin que el nivel competitivo bajase en la misma proporción. Esto ha acarreado en las últimas ventanas de transferencias un carrusel de amortizaciones anticipadas, finiquitos y rescisiones indeseadas en el que se ha perdido bastante a nivel contable. Lógicamente, el descenso de ingresos por la no participación siquiera en una competición continental, no ya la Champions, unido al fracaso en las previsiones de llegar la última vez a octavos de final (como estaba presupuestado), cayendo en la fase de grupos sin un solo triunfo, se conjugan con otras malas decisiones, la ausencia de un patrocinador y cuestiones varias, como la herencia del Covid.