Álvaro Palomo4 min lecturaJoan Jordán vivió el pasado domingo un capítulo muy desagradable en el Ramón Sánchez-Pizjuán que nunca pensó que llegaría a sufrir después de una trayectoria como sevillista en la que llegó a ser un pilar en los éxitos y un futbolista tremendamente querido por su compromiso.
El centrocampista, sumido en el ostracismo en el presente curso y lastrado por diversos problemas físicos, ingresó en el terreno de juego en el minuto 89 con el partido ya completamente resuelto, en plena fiesta nervionense, y se encontró con un inesperado ambiente hostil por parte de un sector de la grada, que lo recibió con una sonora pitada que derivó en un intenso debate en las redes sociales.
Jordán saltó al campo con el rictus serio al escuchar un concierto de pitos desconcertante en un contexto de felicidad como el que se vivía en ese momento, que señalaba a un jugador otrora emblemático en la plantilla y que, a pesar de que esta campaña solo ha disputado 713 minutos, nunca ha arrojado la toalla y se ha entregado al máximo.
Evidentemente, siempre es un plato de mal gusto ser pitado por tus propios aficionados y como es lógico, Joan Jordán se marchó al vestuario disgustado por este episodio y por el sentir de una parte de la afición, si bien desde su entorno apuntan a ED que la reacción del futbolista dista de ser airada contra la afición, más bien al contrario, y que responderá a estas críticas con trabajo y más trabajo hasta final de temporada, independientemente de si Quique le otorga más minutos en los últimos cuatro partidos.
De esta forma, se apunta a esta redacción que los pitos contra el Granada no cambiará su actitud ni su compromiso evidenciado hasta ahora, entrenando en días de descanso para estar a tope y vaciándose en cada sesión para estar listo si Quique cuenta con él. Ayer lunes ya se le vio con el resto del grupo para preparar a visita al Villarreal, sin visos de que los silbidos hayan menoscabo sus ganas ni su ánimo más allá del margen de lo entendible.
Además, a Jordán le ha aliviado considerablemente el apoyo que ha recibido en redes sociales, donde han sido muchas las voces que han criticado los pitos de un sector de la grada y que defienden al medio, tanto por ser futbolista del Sevilla como por lo que ha aportado durante cinco temporadas en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Lo ocurrido el domingo deja más claro si cabe que su etapa en Nervión ha llegado a su fin aunque tiene contrato hasta 2027 y está por ver cómo se resuelve su futuro en verano. Jordán, desde luego no merece salir, ni mucho menos, por la puerta de atrás.