Aitor Torvisco6 min lecturaEl entrenador del Sevilla FC, Xavier García Pimienta, salió en el Coliseum ante el Getafe CF con un once inicial bastante lógico sobre el papel. Volvían Isaac Romero y Adrià Pedrosa directos a una alineación en la que estaba lo 'mejorcito' de cada línea, que no es mucho decir. No quedaban demasiadas soluciones en el banquillo y eso lo tiene muy presente el técnico catalán, quien desde hace no pocos encuentros está dando muestras de haber asumido ya que la capacidad de pegada es nula, que el juego del equipo es deficiente y, lo que es peor, que difícilmente será reversible. Así, a pesar de que durante meses se ha empeñado en intentar practicar un fútbol de posesión y toque con jugadores que no dan para ello, ahora prioriza el hecho de no descomponerse en defensa y eso le lleva a dilatar los cambios, a buen seguro sabedor de que la cosa rara vez podrá ir a mejor. 'Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy...'.
Esta situación, hasta cierto punto bastante comprensible si uno empatiza un poco con un entrenador que hace lo que puede para sacar rendimiento a una de las plantillas más limitadas que se recuerdan por Nervión, empieza a generar cierto cachondeo en la afición blanquirroja. En torno al medio millar de hinchas viajaron este sábado hasta Getafe para poner colorido en las gradas del Coliseum y animar a los suyos.
Eran pocos pero se hicieron notar desde el inicio: entonando el Himno del Centenario a capella, como si fuese el Sánchez-Pizjuán; protestando las acciones polémicas, haciendo ruido en los momentos de fricción; tirando de máxima rivalidad hispalense, con un 'Qué malo eres, Juanmi, qué malo eres' tras las ocasiones falladas por el exbético; y cantando con ironía a su entrenador cuando se consumía el primer cuarto de hora de la segunda parte y seguía sin hacer cambio alguno. "Pimienta, cambia ya; Pimienta, cambia ya; Pimienta, cambia ya... lo, lo ro lo, lo lo lo, lo lo...", se escuchaba de fondo mientras azulones y blanquirrojos repartían estopa casi sin generar ocasión alguna.
No se dio por aludido el míster, que no hizo sustitución alguna hasta el minuto 76. Entraron Kike Salas por Pedrosa y Chidera Ejuke por un agotadísimo Rubén Vargas. El tercer movimiento llegó ya en el 81', con el esperado debut de Akor Adams supliendo al desnortado Saúl Ñíguez. Los dos últimos ni siquieran rompieron a sudar. Lucien Agoumé y Juanlu Sánchez saltaron al terreno de juego justo cuando comenzaba el sexto de los siete minutos de tiempo añadido que dio De Burgos Bengoetxea. Fue para defender la última acción y deshacer la especie de 1-4-2-4 con el que había probado un rato desde la salida del nuevo delantero. Se marcharon Isaac Romero y un Dodi Lukébakio que también estaba agotado y que, además, pudo ser expulsado en dos ocasiones aunque también rozó el gol del triunfo en el 90+4'.
"La afición ha estado maravillosa, no ha dejado de animar. Ha creído desde el primer momento en el equipo. Ojalá que la semana que viene, contra el Barça, podamos brindarle una victoria", decía García Pimienta en la rueda de prensa posterior, comparecencia en la que trató de justificar su inmovilismo y lamentó su escasa pegada. Veía que el equipo, aun sin alardes, se mantenía sólido y no quería estropearlo.
"Me quedo con el trabajo defensivo. Hemos sido contundentes a nivel defensivo. Quizás tendríamos que haber generado más ocasiones, pero hemos hecho un buen trabajo. Me hubiese gustado generar 25 ocasiones como la semana pasada, pero jugamos contra el rival que menos concede. En la segunda parte, con el partido más roto, tuvimos contras para generar más peligro, pero la última toma de decisión no fue buena", analizaba con paladas de cal y arena.
"Sabíamos que, en esos momentos de frescura, Ejuke podía generar ocasiones de peligro con su uno contra uno. No era fácil el momento en el que ha salido. Tampoco el de Akor Adams, en su debut. Ha ganado balones aéreos y ha dado dificultad a la defensa del Getafe. Creo que ha hecho un buen trabajo, solo lleva dos entrenamientos con nosotros. Sobre Lukébakio, es que estaban muertos, tanto él como Isaac. Tenían tarjetas y estaban muy cansados, sin más. Los compañeros podían hacer esfuerzos estando frescos", agregó sobre sus cambios en el insulso empate sin goles en tierras madrileñas.