Ninguno de los dos clubes sevillanos, especialmente sus aficionados, están contentos con las marcas deportivas que les visten. Tanto Real Betis como Sevilla FC cambiaron en 2022 de espónsor técnico, pasando los verdiblancos de Kappa a Hummel hasta 2027 y los blanquirrojos de Nike a Castore por cuatro temporadas, aunque las quejas recibidas han conseguido que ambos se replanteen los acuerdos y su duración. Hay denuncias acerca de la calidad, claro, pero preocupa, por ejemplo, que las prendas que lucen los equipos de cada club también se resientan, como ocurre con el termosellado de los escudos y el vinilo blanco de logos y 'chevrons' de los daneses, que se separan de las equipaciones, dejando un fondo negro en algunas. Estos hechos, así como otros relacionados con la evaporación del sudor, hicieron que el Aston Villa, por ejemplo, rompiera el contrato con la marca británica para decantarse por Adidas, un paso que estudia seriamente el Bayer Leverkusen.
El último episodio que implica a Castore ha estallado esta semana, cuando han comenzado a llegar mensajes a miles de compradores de una camiseta, unas calzonas o un chándal en la web oficial, aprovechando las ofertas del 'Black Friday', que suponían un descuento de hasta el 70% en los precios. Así, las tres casacas oficiales de la 24/25, sin publicidad, pasaban de 85 euros a 25,50; las chaquetas con capucha, de 70 a 21; o las medias de 10 a 5,40. Es más, después de todo el lío, varios de esos saldos siguen vigentes en el sitio de internet en español de los de Mánchester, como puede observarse en la captura que acompaña a esta noticia. Sin embargo, que nadie se anime, porque es harto improbable que reciban las indumentarias elegidas con rebaja. De hecho, desde este miércoles se está procediendo a la devolución del dinero sin más explicaciones que la baja repentina del stock en el almacén.
Se procedió a reintegrar el dinero abonado por los aficionados, muchos de los cuales siguen esperando (con sus pedidos teóricamente "en camino" y no anulados aún), pues, en varios casos se advierte de que se utilizará el mismo medio de pago y que, por ello, puede tardar más de una semana para que lo vean en sus cuentas. Pero inicialmente se perdieron los innegociables cinco euros por gastos de envío que no tenía sentido que salieran de la cuenta final, pues no se ha producido tal envío. Tras varias llamadas y escritos de queja, al parecer, Castore ha reaccionado y está procediendo a mandar a sus clientes las cantidades íntegras desembolsadas, incluyendo esa cuantía que corresponde a las mensajerías, con las que estas empresas textiles suelen tener acuerdos globales de colaboración que dejan las tasas finales en un montante ridículo que no repercute en el consumidor final.