La tensión en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán se podía cortar con un cuchillo. Una hora y media antes de un partido trascendental en la lucha por la permanencia en Primera división, miles de aficionados del Sevilla FC abarrotaron la explanada junto al mosaico para protestar de manera airada contra la gestión del club y la guerra institucional que bloquea la planificación invernal. Monchi, atado de pies y manos mientras la hinchada reclama los refuerzos prometidos, reflejó esa tensión en el descanso del choque ante el Cádiz CF, bajando al césped para protestar un gol anulado a Lamela y haciendo visible su enfado con una patada a una botella y con gritos de "esto es una vergüenza" que iban dirigidos a Hernández Hernández. El colegiado grancanario hizo como que no se enteraba, pero luego ajustó cuentas recogiendo en el acta arbitral lo sucedido, lo que podría suponer una sanción económica para el director deportivo blanquirrojo y para la entidad.
Tras un primer tiempo de total dominio del Sevilla FC, volcado hacia la portería del Cádiz CF y jaleado por la afición del Sánchez-Pizjuán, que supo aparcar por un momento su enfado para llevar en volandas al equipo, hubo dos acciones protagonizadas por el extremo argentino Erik Lamela en las que tuvo que intervenir el VAR y que generaron un visible enfado en Monchi y en todo el público del coliseo de Eduardo Dato. El 'Coco' reclamó primero un penalti y luego vio una amarilla (que además acarrea suspensión) por protestar el gol que le anularon al filo del descanso por un fuera de juego posicional de Óliver Torres.
Luego, las tornas cambiaron, pues el conjunto local encontró premio a su insistencia en un claro penalti por manos de Iván Alejo, expulsado por doble amarilla en esa misma jugada, que Rakitic convirtió en el definitivo 1-0. Sergio González, técnico amarillo, se quejó del arbitraje en rueda de prensa y protestó ante el hecho de que Lamela no viese segunda la segunda amonestación y fuese expulsado por un codazo sobre Rubén Alcaraz al intentar proteger un balón que el argentino aún no tenía controlado.
La grada del Sánchez-Pizjuán rugió cuando, en el minuto 28', Lamela entraba por banda izquierda y encaraba a Iza Carcelén, cayendo dentro del área y reclamando penalti, aunque no da la sensación de que haya contacto entre defensor y atacante. Volvió a aparecer Lamela para marcar en la última acción del primer tiempo; pero, tras intervenir el VAR, su gol fue anulado por fuera de juego posicional de Óliver Torres. El extremeño no toca el balón, pero los colegiados entendieron que influyó al obstaculizar al cadista 'Pacha' Espino.
Así, se llegó al descanso con 0-0 y un visible enfado del director deportivo del Sevilla FC, captado por las cámaras de Movistar+LaLiga. Monchi no paraba de gritar e insistía de manera repetitiva que le parecía "una vergüenza", sin disimular su enfado cuando las cámaras a pie de campo se acercaban a escasos centímetros de su rostro para captar unas protestar que Hernández Hernández reflejó en el acta de la siguiente manera.
El colegiado canario, en el apartado 'Otras observaciones o ampliaciones de las anteriores. Otras incidencias', escribió: "En el descanso del partido y antes de acceder al túnel de vestuarios, identificamos a D. Ramón Rodríguez Verdejo (Monchi), director deportivo del equipo local, que accedió a la zona comprendida entre ambos banquillos realizando observaciones y dándole además una patada a una botella de agua en señal de disconformidad".
No acaba aquí la cosa, pues Hernández Hernández también refleja un supuesto pique con un central del Cádiz y canterano del Sevilla FC: "Una vez que nos encontrábamos en el túnel de vestuarios, esta misma persona (Monchi) y D. Juan Torres Ruiz (Cala), jugador no convocado del club visitante, iniciaron una discusión sin llegar a producirse ningún incidente de gravedad en la misma".