Al final, 2.915 hinchas del PSV accedieron el pasado 16 de febrero al Ramón Sánchez-Pizjuán para presenciar el partido de ida de la ronda intermedia de la Europa League, que terminó con el resultado de 3-0, clave para la clasificación a octavos de final, como luego se demostraría, tras el 2-0 de la vuelta en Eindhoven. Los hinchas neerlandeses llenaron de colorido las calles de Sevilla y acabaron con las existencias de alcohol en los pocos bares que encontraron abiertos en las inmediaciones de los jardines del Prado de San Sebastián, donde se concentraron, registrándose incidentes cuando se acercó la hora de caminar hacia Nervión y colocarse en la puerta para entrar al estadio. La declaración ya de todos los encuentros continentales como de Alto Riesgo por la subdelegación del Gobierno en Andalucía, tras los graves incidentes vividos en la capital hispalense (por ejemplo, en la eliminatoria de Champions ante la Juventus en noviembre de 2016, con graves altercados en un local de la calle Reyes Católicos), incluso entre ultras de clubes extranjeros (como los enfrentamientos entre radicales del Eintracht y el Rangers en mayo de 2022, con motivo de la final de la pasada UEL), aumentó el dispositivo de seguridad y redujo las contemplaciones, por lo que hubo cargas policiales, con varios aficionados contusionados o heridos.
En vísperas de que se disputara el segundo partido entre Sevilla y PSV en tierras centroeuropeas, el club anfitrión filtró su denuncia verbal la semana anterior al delegado de la UEFA, que pretendía ampliar por escrito, por lo que entendía una respuesta desproporcionada y violenta de las fuerzas del orden españolas contra sus hinchas, aunque el tema no avanzó al producirse de nuevo un problema aún más grave de seguridad, cuando un desalmado saltó al terreno de juego del Philips Stadion para agredir al portero nervionense Marko Dmitrovic, que logró reducirlo. Finalmente, al energúmeno le cayó una grave sanción, mientras que otros colectivos de aficionados neerlandeses se disculpó con un ramo de flores dirigido al propio meta serbio. Ahora, ya en la siguiente ronda, a los blanquirrojos les tocará enfrentarse con un club que 'presume' de tener un público, si cabe, más caliente y entregado, el Fenerbahçe, que ha decidido calcar la estrategia de sus homólogos de Eindhoven para que no les falte apoyo.
Y es que la entidad del barrio de Kadiköy ha emitido un comunicado en el que brinda apoyo legal a los socios que han recibido una notificación de las autoridades turcas prohibiéndoles el acceso a recintos deportivos o imponiéndoles otro tipo de sanciones tras ser identificados durante el encuentro ante el Konyaspor, reprendiéndoles por sus cánticos en contra del gobierno de Erdogan. Aunque la Ley 6222 de Prevención de la Violencia y la Irregularidad en el Deporte avala estas prohibiciones, el 'Fener' ha movilizado un equipo de 40 abogados por todo el país, pertenecientes a una asociación de simpatizantes de su club, para que hagan el seguimiento y asesores a los hinchas castigados, que tienen una dirección de correo electrónico para ponerse en contacto con los letrados. Un gesto que llegó acompañado por unas declaraciones del presidente auriazul, Ali Koç, que pedía que no politizaran a su afición, aunque los tribunales no se ponen de acuerdo, levantando vetos y, finalmente, impidiendo viajar a este público al estadio del Kayserispor este sábado.
Sin embargo, el público del Fenerbahçe se redimirá la próxima semana, pues no hay prohibiciones de desplazamiento internacional, por lo que se espera que un mínimo de 3.000 viajen hasta Sevilla. Todo dependerá de las entradas cedidas por el club nervionense, que debe ajustarse a la capacidad de la grada destinada a los hinchas foráneos. Normalmente, se reservan los sectores S14, S16, S24, S34, S36 y S44, junto a los habituales S38 y S46, de la Grada Alta de Gol Sur para satisfacer la obligación de la UEFA de poner a disposición del club visitante un 5% del aforo (alrededor de 2.300, en el caso del Sánchez-Pizjuán), aunque no siempre se agota el papel en la zona y podrían permitirse más otomanos en las zonas limítrofes. Ya en la vuelta, dependiendo de si los blanquirrojos venden las 2.500 localidades de que dispondrán, el apoyo local se acercará más o menos a las 50.000 almas.