Pese a su edad, Carlos Álvarez (19) no es adicto a los videojuegos ni a las redes sociales. "Tengo mi opinión sobre ellas, porque creo que tienen cosas buenas y malas", apunta el mediapunta, que sí se confiesa seguidor de Ibai, Auroplay y DjMaRiiO en sus respectivos canales de Twitch y Youtube, aunque "antes jugaba más al Fifa", bromeando acerca de los mandos que ha roto: "Me pillaba algunos cabreos que... y ahí vienen los problemas". Se le vio cómodo, no obstante, durante su comparecencia de este jueves en el espacio oficial del Sevilla FC en la primera de las plataformas, donde amigos y compañeros del filial le gastaban bromas a través del chat, llamándole "guapo", aunque alguien atinó con un parecido razonable: "Es verdad que alguna vez me han dicho que me parezco a Aimar". Palabras mayores para el que sí confiesa estar "enganchado al móvil", aunque no para lo que otros jóvenes: "Me pongo a mirar resultados de la NBA, porque soy fanático de los (Golden State) Warriors, y se me van las horas".
Está en su 'prime'. Se ha ganado la confianza de Jorge Sampaoli, un enamorado de su juego, que ha encontrado en él, además, el perfil que necesitaba para ejercer de 'falso 9', una posición en la que se mueve como pez en el agua. Titular indiscutible ahora mismo, el '27' (que, "si pudiera elegir", se quedaría en un futuro con el '10', "que han llevado en el Sevilla grandes futbolistas", aunque se queda con Maradona y Messi como referentes) se ha ido afianzando en los amistosos para estrenarse oficialmente con un gol ante el Juventud Torremolinos. Así explicaba su nuevo rol, dando el sitio que merece a Rafa Mir: "Obviamente, el míster quiere que él rompa los espacios y que yo, en este caso, actúe más de mediapunta, algo así como Asensio en el Mundial, apoyando a los mediocentros. Que el extremo y el 'falso 9' se aprovechen mutuamente de los espacios generados, porque yo atraigo a un central que tiene que salir a cubrirme".
Carlos Álvarez contaba a continuación una curiosa anécdota que vivió este miércoles durante su estreno formal con la camiseta nervionense. Y es que las cámaras de Teledeporte captaron una conversación entre el futbolista y el colegiado, el castellano-manchego Díaz de Mera Escuderos, aparentemente con gesto serio, pero el primero lo explicó perfectamente: "Le pedí por favor que no se equivocase al apuntar el gol, que se lo pusiera bien al '27', porque estaba debutando oficialmente con el Sevilla. Él le dijo de broma al cuarto árbitro que se lo apuntara al '25', y por eso me volví. Me la comí". Pero lo más importante fue el resultado, ya que no se fiaba de un rival de Segunda RFEF al que conoce: "Los otros equipos tienen mucha ilusión, y eso hace que se equipare un poco el nivel. Ellos están en inferior categoría y te enfrentas a un rival que ha estado en la Champions. Era un partido difícil, encima con el viento, que sacamos adelante. Cuando el balón va por el aire, era imposible saber dónde va a caer, pero hay que adaptarse a todo".
El aljarafeño fue autocrítico con la clara ocasión desperdiciada antes del 0-1: "Yo no mido bien en el remate de cabeza, que es un fallo claro. La ataco antes de tiempo y me da más a mí el balón que yo a él. El pase era espectacular y me pilla muy parado; pienso que pude hacer mucho más. No creo que el viento influyera en este caso. Rafa (Mir) rompe al primer palo y se lleva a dos centrales. Es el típico trabajo que no se ve y es muy importante. Si no hace ese movimiento, es imposible que se dé esa jugada, porque teníamos cada uno nuestra marca". Y volvió a bromear a la hora de repasar su tanto: "Lo único que se me pasó por la cabeza es 'que no me bote o la embarco', porque me vino a la pierna no dominante y el campo estaba algo irregular. Luego, me volví loco. Estaba debutando en el equipo de toda mi vida, en el que estoy desde los seis años. Además, abría el marcador en un partido importante que se nos podía complicar".
Los que le rodean son una parte vital para Carlos, al que se le iluminaba la cara al recordar el cariño que le profesan en el vestuario. Siempre elige a Jesús Navas para la primera felicitación, sin duda un ejemplo que seguir en Nervión: "Me dio un abrazo de hermano, aunque podría ser mi padre. Los demás me felicitaron, porque parecía que me quitaba un peso de encima, cuando era todo lo contrario: estaba eufórico". Carlos, su padre, gerente de un conocido centro comercial de la provincia de Sevilla, "suele ser el primero" con el que habla después de los partidos, pero no siempre para regalarle los oídos. "Es muy crítico, pero está bien la exigencia. En el vestuario, después de los partidos, no me gusta responder, porque es un lugar... (piensa, pero no dice, en sagrado). Mi familia es la que más se alegra por mí, pero también la que más me ha ayudado a llegar hasta aquí. Me apoyan incondicionalmente, pero, cuando me han tenido que decir la verdad para que no me venga arriba, lo han hecho. Después, llegaré hasta donde mi fútbol y mi talento me dejen", sentencia Carlos Álvarez.
Preguntas 'random' (se quedó más pensativo en la que tenía que elegir entre no marcar un gol en toda su vida o ejercer ya de portero, terciando que no se veía bajo los palos "con 1,67-1,68, ni en fútbol 7"), curiosidades y otras cuestiones planteadas por los seguidores del canal de Twitch del Sevilla remataron la aparición del sanluqueño, que derrochó humor y simpatía (sólo 'se enfadó' cuando le sugirieron que se cortara el pelo si llegaba a una cifra concreta de goles, a lo que contestó: "imposible"). Está en su momento. Se ha subido al tren del éxito y, pase lo que pase en el mercado invernal con los fichajes que medita Monchi, tiene pinta de que va a seguir teniendo la confianza de Jorge Sampaoli. Y el talentoso mediapunta está dispuesto a aprovecharlo, aunque todavía se sorprende "de la velocidad a la que se juega" en Primera división y sueña con jugar en campos de equipos grandes, pero también "en La Cartuja con la selección española absoluta".