Diego Alonso se comerá el turrón

La intención de los actuales dirigentes, que piensan de parón en parón, es llegar a la junta del 4-D con el ex seleccionador charrúa al frente, cruzando los dedos para que sea con buenos resultados de una vez

Diego Alonso se comerá el turrón
Expresivo gesto del uruguayo antes de aleccionar a Suso, que entró como revulsivo en el derbi. - CORDON PRESS
Óscar MurilloÓscar Murillo 5 min lectura

El crédito de Diego Alonso en el Sevilla FC no está agotado. Como ya se avanzó en ESTADIO Deportivo, ni siquiera una derrota en Londres ante el Arsenal FC, con la pésima imagen ofrecida, supondría un ultimátum ni mucho menos una destitución salvo debacle (deportivamente hablando) en El Gran Derbi. Como lo segundo no ocurrió gracias al golazo de Rakitic, aparte de ser debatible que un hipotético 0-1 hubiese sido un desastre de tal magnitud, no hay mucho más que hablar. Directiva y plantilla han arropado en las últimas horas al uruguayo, que sólo ha ganado al modesto CD Quintanar en Copa del Rey, pero también perdido únicamente en el doble enfrentamiento con los 'gunners'. Huelga decir que se esperaba ya una reacción, más allá de los cuatro empates ligueros, especialmente en Cádiz y Vigo, pues, incluso, serían entendibles ante el Real Madrid y el eterno rival.

La intención tras el relevo en el banquillo, que José Luis Mendilibar ha interpretado al parecer de idéntica forma, pasaba por correr el menor riesgo posible desde el plano monetario, sin hipotecas como las recientes de Julen Lopetegui (al que echaron unos meses después de renovar por tres campañas) y Jorge Sampaoli (que impuso el curso corriente y el siguiente). Nada de técnicos caros como Marcelo Gallardo o caros y exigentes como Marcelino García Toral, que sí ha convencido al Villarreal CF para encabezar un proyecto largo (hasta 2026) y con poderes que, aquí, se habrían solapado con los de Víctor Orta. El madrileño es el gran valedor y, seguramente, de los pocos en el Sánchez-Pizjuán que conocían de verdad la trayectoria de Alonso. También el que más insiste en tener paciencia, como se tuvo con Unai Emery en su día, ya que es la única forma de ganar estabilidad.

El problema en Nervión es, precisamente, el que reblandecía los cimientos del Real Betis hasta hace unos años: la indefinición institucional. A las puertas de una nueva junta de accionistas muy movida, con Del Nido Benavente 'vendiendo' por enésima vez que tiene opciones de derrocar a José Castro y su propio hijo, pese a las simbólicas bofetadas que ha recibido desde los tribunales, el actual consejo va, en el tema del entrenador, pisando con cuidado para no resbalar en un suelo resbaladizo, con gran parte de la afición en contra y reclamando durante y después de cada partido en 'La Bombonera' el cambio de régimen. El objetivo primero era llegar a este parón, última ventana Fifa de 2023, con el ex seleccionador charrúa al frente, preferiblemente con los resultados como aval. El segundo es que las aguas bajen más calmadas el 4-D, aunque lo que espera a la vuelta es de aúpa, a la altura de lo ya navegado: Real Sociedad, PSV Eindhoven (jugándose la última bala en UCL) y el Villarreal CF... de Marcelino.

A partir de ahí, fútbol ficción. Que en Diego Alonso no cree sin cruzar los dedos casi nadie en el Sevilla FC es una evidencia, pero su futuro se irá analizando en forma de evaluación continua, con exámenes parciales. El próximo sería en Navidades, siempre y cuando antes no haya un descalabro manifiesto (dos o tres derrotas consecutivas). Si el ex delantero logra que su equipo responda a sus exigencias sobre el terreno de juego, sobre todo con continuidad, y eso se traduce, por ejemplo, en victorias ante los neerlandeses y en Lens para meterse en octavos de la Champions, tendrá mucho ganado. Es una perogrullada, pero ganar la Europa League trajo en bandeja la renovación de Mendilibar, contra la que votó Monchi. Se trata de una huida hacia adelante muy clara de los actuales consejeros, con motivos para estar preocupados también en otros ámbitos, aunque es el que les da de comer, el fútbol, el más urgente de enderezar.