Seis partidos en el Sánchez Pizjuán y cero victorias. El Sevilla FC, con diez puntos en doce partidos, igualado con el Cádiz, que cierra las posiciones de descenso. A unas plazas que podría caer mañana si el Girona puntúa ante el Real Madrid. La situación es casi insostenible en Nervión...
Los aficionados sevillistas ya han atacado al presidente, José Castro, al que le piden su dimisión en cada partido, con gritos al palco, independientemente de cómo quede el equipo. La han tomado con algunos jugadores, a los que acusan por su bajo rendimiento. Sin embargo, hasta ahora, Monchi siempre había salido indemne. Son muchos los logros del director deportivo del Sevilla a lo largo de su trayectoria al frente de la secretaría técnica como para que le pasase factura. Sin embargo, las últimas derrotas han calentado los ánimos y esta noche, tras caer ante el Rayo Vallecano, hasta el León de San Fernando ha tenido que aguantar a un grupo de aficionados pidiendo que diese la cara y que se fuera.
"Da la cara" le dicen en este video grabado por uno de ellos y que ha subido a las redes. Monchi llega a pararse, para finalmente arrancar y marcharse. Unos le gritaban "canta el himno"; otros, incluso, lo insultan llamándole "perro"; y otros comentan entre sí que "este año se ha equivocado".
Monchi no había aparecido desde la destitución de Julen Lopetegui y la presentacion de Sampaoli. Se sentía culpable, en gran parte, de la salida del técnico que había llevado durante tres años al equipo de Nervión a la Champions y se había centrado en trabajar para reconstruir el plantel con los fichajes que el nuevo técnico argentino necesita para enero. Sin hacer apariciones públicas ni hablar ante los medios.
De hecho, sus últimas apariciones en redes sociales son de principios de septiembre, antes incluso de que se desatase la grave crisis que se llevó por delante al técnico guipuzcoano.
Monchi entendía que esa es la mejor forma de ayudar al club de sus amores, un Sevilla que le ha dado muchas alegrías a lo largo de los últimos años, pero con el que esta vez también está saboreando sus momentos más amargos.
Desde el club tampoco han salido al paso de cualquier tipo de provocación y están aguantando con estoicismo los gritos que, ganen o pierdan, les toca escuchar. Es un momento duro, para agachar la cabeza, trabajar y esperar que pase.