Yassine Bono se convirtió ayer en el ídolo de Marruecos (porque ya lo era del sevillismo desde mucho antes). La foto final fue casi más para Achraf Hakimi por convertir el último penalti pero si el lateral del PSG tuvo la oportunidad de protagonizar el momento decisivo es porque justo antes el portero del Sevilla Fútbol Club se lo puso en bandeja parando dos penas máximas, a Soler y a Busquets, y porque la de Sarabia dio en el poste, porque si llega a ir para adentro, lo más probable es que el marroquí también la hubiera sacado pues adivinó la dirección y realizó una larga estirada.
En un país como este donde sí, la selección española nos gusta pero tampoco nos une tanto como consigue con otros países como Brasil, Argentina o Italia, por poner un ejemplo, el que viera el partido de ayer, y fuera sevillista o conociera al menos un poco a Bono sabía que Marruecos jugaba con ventaja en la tanda de penaltis. También lo sabía la propia Marruecos, que jugó a empatar y que en la prórroga firmaba con sangre la tanda de penaltis. Porque aquí en Sevilla sabemos cómo se las gasta el bueno de Bono en los penaltis, le pueden preguntar a Fekir, o si no que le pregunten en Valencia Gayà o a José Luis Morales, a Oyarzabal en San Sebastián, o al mexicano Raúl Jiménez cuando se lo atajó en los cuartos de final de una Europa League donde Bono fue uno de los grandes protagonistas.
Algunos aficionados sí lo sabían, aquellos que hayan seguido tan sólo un poco al Sevilla estas temporadas, pero parece que muchos otros no, y no solo aficionados, también profesionales de la comunicación que han sido criticados en las redes sociales por sus comentarios durante el partido sobre el portero sevillista. Y es que tenemos la mala costumbre en España de ridiculizar al enemigo cuando nosotros mismos no somos capaces de dar la talla... A algunos se les olvida incluso fue Zamora la pasada temporada, porque no ven más allá del Real Madrid, Atlético de Madrid o FC Barcelona. Pero claro, el tiempo pone todo en su sitio, incluso a veces mucho más rápido de lo que parece, y ayer fue una clara muestra de ello.
En el momento de la verdad es donde se ven a los héroes. Ese largo camino que van desde el centro del campo hasta la portería donde se van a lanzar los penaltis para Bono fue un paseo por su casa, sonreía, daba unas palmaditas a su compañero de profesión Unai Simón, casi como bromeando con él, porque la presión no va con él. Un portero seguro de sí, que sabe que está ante su momento y que no lo va a dejar escapar. ¿El noveno mejor portero del mundo según la FIFA? Perdonan que me ría.
Bono dijo aquí estoy yo, mandó para casa a España y metió a Marruecos por primera vez en su historia entre las ocho mejores selecciones del Mundo. Sorpresa para los españoles pero no para los sevillanos, e incluyo a los béticos, porque conocen bien como se las gasta por aquí el portero sevillista. Sin duda, y sin faltar ni mucho menos a todo lo conseguido con total merecimiento por Andrés Palop, el mejor portero de la historia del Sevilla.
Todo esto habla del Bono futbolista, pero no debemos olvidarnos del Bono persona, porque todos los que lo conocen repiten lo mismo, "si es buen portero, mejor es como persona". Como muestra, un botón, sus palabras de ayer tras el partido, donde pudo haber tirado de prepotencia o arrogancia en un momento así, hubiera sido lo fácil, pero no, Bono no es así: "La previa era muy intensa, de mucha presión, sabiendo también que jugamos contra España, con lo que significa España para mí, un país que me formó y me dio mucho". Humilde, amable, educado, agradecido, compañero... pero no es tonto, si te burlas de Bono, Bono te lo hace pagar.