El Sevilla FC sigue trabajando a marchas forzadas para que los dos refuerzos marcados como mínimo exigible en el mercado invernal de fichajes (extremo y delantero) lleguen lo antes posible. La promesa de Víctor Orta a un Xavier García Pimienta bastante transigente hasta el momento es que al menos el jugador de banda estaría en Nervión en los primeros días de enero. No obstante, la dirección deportiva se ha visto obligada a capear varias trabas inesperadas con Rubén Vargas y sigue estudiando opciones para la delantera, dentro de un exiguo presupuesto en el que además es de vital importancia cerrar varias salidas de jugadores que cobran mucho, juegan poco y rinden aún menos -el ejemplo de Kelechi Iheanacho es uno de los más sangrantes-. Además, como es evidente, lo deseable es que a este último grupo no se sumasen cedidos que el club se quitó de encima como pudo en verano y que ahora amenazan con volver cual bumerán envenenado.
Éste es el caso de Rafa Mir, quien ya sabe que el Valencia CF está trabajando en romper su contrato de cesión para devolverle al Sevilla FC, ocasionando así deberes extra para Orta (más aún para sus representes) y cerrando posible vía de ingresos, ya que en el contrato de préstamo se incluía una opción de compra de 5 millones de euros que en Nervión estaban deseosos de que se ejecutase. Nada más lejos. Su paso por el club en el que se formó como canterano ha sido desastroso. El despido de Rubén Baraja, el hombre que se empeñó en hacerse con los servicios del delantero murciano en las tres últimas ventanas, ha cortado el último hilo que mantenía al ariete en el club che.
En estos cuatro primeros meses, Rafa Mir sólo ha podido jugar 308 minutos en siete partidos oficiales, seis de LaLiga y uno de la Copa del Rey en el jugó 8' y metió su único gol, al modesto CD Ejea. Entre medias se pasó dos meses lesionado por un problema muscular en el muslo que encadenó con las más de tres semanas que estuvo suspendido disciplinariamente después de ser denunciado por supuesto abuso sexual. Este escándalo convirtió al de Cartagena en una bochornosa noticia a nivel nacional e hizo estallar el vestuario, dividido entre quienes le apoyaban defendiendo su presunción de inocencia y otros como Pepelu que le señalaban públicamente por salpicar de esa manera a un club ya de por sí instalado siempre encima de un polvorín.
Así, se pasó sin poder vestirse de corto desde el 31 de agosto (en un Valencia-Villarreal) hasta el 4 de diciembre, cuando salió un ratito en el mencionado duelo de la segunda ronda de la Copa del Rey. Tras marcar su primera diana, jugó como suplente en dos partidos ligueros ante el Rayo Vallecano y el Real Valladolid, disputando media hora en cada uno de ellos antes de volver a desaparecer y ni siquiera entrar en las dos últimas listas de convocados que dio el Pipo Baraja antes de su cese por culpa de otra lesión que le mantendrá de baja al menos hasta mediados de enero. Es decir, medio mercado invernal en el dique seco. Peor imposible.
Con este contexto tan desalentador, no extraña a nadie que Rafa Mir esté dentro de la larga lista de bajas en enero confeccionada por el Valencia con el fin de liberar masa salarial para poder darle refuerzos al nuevo míster blanquinegro, Carlos Coberán. En el Sevilla FC, la vuelta del delantero es un marrón mayúsculo, porque buscarle una nueva salida será una misión bastante compleja. Por si no tuviera bastante Víctor Orta con darle empujoncitos a Iheanacho para que se marche en enero y usar su salario para buscar competencia (y ayuda) para Isaac Romero, ahora ve venir volando el bumerán envenenado de Rafa Mir.