"El Boavista me ayudó mucho, me dio espacio para crecer y mucha confianza. Sin eso, no habría evolucionado ni marcado goles. Sé que es mi turno de ayudar al club a través de una transferencia que le podría proporcionar un buen retorno económico. Puede que no haya funcionado bien en invierno para que sucediera algo aún mejor en verano. Ya veremos... Estoy tranquilo y me siento positivo, porque he hecho una gran temporada y toca sólo esperar", apuntaba Robert Bozeník esta semana desde la concentración de Eslovaquia previa a la Eurocopa de Alemania, donde está encuadrada en el Grupo E junto a Bélgica, Rumanía y Ucrania. El delantero pretendido por Víctor Orta en enero, que ha terminado el curso con once goles y dos asistencias en 34 partidos, explicaba en 'Denník Sport' que sus planes siguen siendo los mismos, aunque esta vez tratará de hacerlo mejor.
En la ventana anterior, según comentaba el alto ejecutivo madrileño, todo estaba cerrado entre clubes por unos cinco millones de euros, la cantidad requerida desde un principio por los ajedrezados, que rechazaron una cesión con opción de compra, ni siquiera con la conversión en obligación según determinados parámetros de rendimiento, aunque el Sevilla FC logró abonar solamente la mitad en un primer plazo y posponer el resto en varios años, incluso con una parte pequeña en variables. “Llegamos a un acuerdo antes de ayer. La noticia se filtra y recibimos dos requerimientos judiciales del Boavista con una tercera entidad acreedora por precios superiores al fijado de traspaso con el Sevilla. Eso se tenía que incluir en el contrato. Nos piden tiempo para negociar, se lo damos, buscamos una solución y nos piden dos horas más para negociar esa deuda. No lo consiguen y el jugador no lo podemos firmar, porque eso no está en manos del Sevilla”, terciaba Orta.
No hay garantías de que la situación haya variado en cuanto a esos acreedores ni de que las pretensiones del dueño de sus derechos hasta 2026 sean menores, lo que chocaría con la economía blanquirroja, mucho más limitada este verano. Bozeník, incluso, llegó a viajar para pasar reconocimiento médico en la capital hispalense y se enfadó al ser informado de que los problemas económicos de los porteños frustraban la oepración, hasta el punto de retrasar su regreso a Portugal y ser castigado con una exclusión de la convocatoria ante el Casa Pia. Volvió la jornada siguiente, además con gol, ante el Estoril Praia, aunque sería ya su penúltimo de la campaña. El espigado ariete de 24 años y 1,88 sigue gustando, aunque ya no es una prioridad para sustituir a Youssef En-Nesyri y acompañar a Isaac Romero. En Eduardo Dato echarán el resto por Ansu Fati, convencido como su padre de que aquí relanzará su carrera, aunque eso no avanza. Antes al contrario, está estancado, casi descartado.
El diario 'Sport' confirma lo adelantado hace tres días por esta casa en lo que se refiere al veto que auspicia Joan Laporta. Con la coartada perfecta de que los nervionenses únicamente podrían hacer cargo de un 25%-30% de su ficha, mientras que el Brighton asumía el 80%, el Barça prefiere vender al guineano por una cantidad de dos dígitos que sería todo plusvalía, amén de que no está por la labor de tener que pagar encima los alrededor de cinco kilos netos de salario de los que no se harían cargo los sevillistas, pudiendo perdonar algo el punta, pero no todo. Con Arabia Saudí como posible solución onerosa que convence mucho menos a Ansu Fati, la realidad es que, de no mediar una disculpa pública o comunicado después de que el actual consejo de administración culé haya quedado exculpado de cualquier sospecha de cohecho en el 'caso Negreira', el veto azulgrana se hará realidad.