El austero presupuesto de Monchi para el obligatorio rearme invernal del Sevilla

Sampaoli y Monchi consensuaron durante el parón mundialista que lo ideal para rearmar la plantilla sería la llegada de siete futbolistas, un ambicioso objetivo que pasaba inexcusablemente por alguna gran venta a la que debería haber ayudado, por ejemplo, el excelente papel de Marruecos en Qatar 2022. Sin embargo, las dos partes han llegado a la conclusión de que habrán de resignarse, pues ni se han dado los condicionantes necesarios ni todos han obrado como se esperaba. Con el tope salarial sobrepasado en más de 40 millones de euros, tras no haberse cumplido las expectativas en Champions (donde se había presupuestado llegar, al menos, a octavos de final) y ventas, el plan era adelgazar la nómina con rescisiones, cesiones o traspasos, pero lo conseguido apenas ha reportado réditos, teniendo en cuenta la norma del 1:4 vigente que reduce la cantidad que LaLiga permite reinvertir de los costes ahorrados a un 25%.

El de Casilda pidió dos centrales (uno diestro y otro zurdo), un lateral izquierdo (por la lesión de Alex Telles), un delantero centro hábil y rápido, un mediocentro de contención y dos extremos o uno y un 'organizador'. Por el momento, ha aterrizado Badé y retornado Ocampos, con la firme convicción en los despachos del Ramón Sánchez-Pizjuán de que, a lo sumo, se podrán acometer un par de llegadas más... y siempre que sean de saldo. Toca priorizar y, además, acudir a segundas y terceras opciones. Y es que, por ejemplo, En-Nesyri rechazó una propuesta interesante del West Ham, al tiempo que las lesiones a orillas del Golfo Pérsico del 'Papu' Gómez y Delaney frenaron sus salidas invernales. Acuña, que también tenía pretendientes en la Premier, fue convencido por el ex seleccionador albiceleste para que sacase fuerzas de flaqueza de aquí a verano, al tiempo que ha habido que perder algo de dinero para consumar el adiós de Dolberg, como pasará con Januzaj. Lo de Isco fue modélico: el malagueño cobró sólo hasta el último día de trabajo y perdonó año y medio largo.

En definitiva, el montante a disposición de Monchi es mínimo y la perspectiva de aquí al 31 de enero no es nada halagueña. Según algunas fuentes, no llega ni a ocho millones de euros, contando sueldos, comisiones y demás. Una miseria que está obligando al director general deportivo nervionense a centrarse solamente en operaciones que no supongan un gran desembolso: cesiones no remuneradas, compartiendo ficha con los clubes de origen. Com mucho, alguna oportunidad de mercado como la de Djiku, similar a la que en su día protagonizó Munir, colocando el listón de desembolso en el millón de euros. Por eso, no encaja en absoluto la hipotética oferta rechazada por el Atalanta para reclutar a Boga a no ser que el primer pago se pospusiese a julio. Y ni aun así. Préstamos sin obligación de compra, como el de Badé, con una opción de 12 y la connivencia en los pagos del Nottingham Forest. Eso es lo que espera. O lo de Ocampos, que reduce en un kilo la ganancia prevista de cuatro. No hay otra.