De Copa en Copa y tiran porque le tocan. Al sevillista perteneciente a la Generación Z, los únicos recuerdos que brotarán en sus cabezas irán teñidos de ese blanco brillante, dúctil y maleable, conocido como plata. Son varias las décadas en las que el Sevilla FC ha estado asentado en la nobleza del fútbol. Así, ahora que les vienen mal dadas, la exigencia de un alto nivel 'prestablecido' en su memoria juvenil les apremia a sacar las garras. Por contra, a lo largo de la historia, fueron numerosas las generaciones de hinchas rojiblancos que derramaron sangre, sudor y lágrimas mientras que su equipo tropezaba en el Ramón Sánchez-Pizjuán, temporada sí y temporada también. Estas vivencias resultan familiares para los sevillistas homenajeados este pasado martes en el acto 'Fieles de Nervión' con el que el Sevilla reconoció la fidelidad de sus socios más antiguos. Allí aparecieron longevos forofos de la entidad, que un día presenciaron a astros como Arza, pero también a meteoritos como Marinakis. Fue el caso de Francisco Javier Frías Catalán. El socio número 91 del Sevilla FC, acudió al acto de la mano de dos generaciones y que atendió a ESTADIO Deportivo para dar una lección de sevillismo, al celebrar los 60 cumpleaños como socio rojiblanco.
Acompañado por dos nietos y un hijo, Francisco Javier fue uno de los trece homenajeados por José María del Nido Carrasco en ese acto exclusivo organizado para los 'Fieles de Nervión' más antiguos. De la mano de su nieto Mario, recibió una placa conmemorativa y un marco que rezaba así: "A ti, Francisco Javier Frías Catalán, que has demostrado un cariño incondicional por tu Sevilla, al que siempre has visto como el mejor equipo del mundo. Eternamente gracias".
A sus 84 años, Francisco Javier encomendó la tarea a sus hijos de prolongar su legado como socios del club de sus amores. Debió cumplirse, toda vez que el mayor de los dos nietos allí presentes fue también homenajeado al celebrar sus 25 años de socio. Sin duda, un orgullo para el abuelo. "Ya este año hago 60 años de socio. He visto mucho fútbol. Soy sevillista desde que nací y no he llorado más que el día que fuimos a Eindhoven. Todavía se me saltan las lágrimas. Cuando vi el segundo gol de Maresca dije esto nos lo llevamos".
Feliz por el palmarés del club actual, reconoció haber tenido miedo: "El Sevilla no había ganado nunca nada y yo decía a que me muero sin verlo. Y tengo unos cuantos trofeos, gracias a esta directiva y a todos los sevillistas. Tengo dos generaciones de sevillistas aquí, dos nietos y mi hijo".
En el transcurrir de la historia, el Sevilla subió al cielo y descendió a los infiernos en reiteradas ocasiones. Si incontables son los títulos que se posan en sus vitrinas, también lo son las temporadas en las que vagó en la parte baja de la tabla con descensos intercalados. Así pues, ahora que la situación deportiva tiene a los rojiblancos en el purgatorio, si algo quedó en claro es que la fidelidad incondicional de su hinchada, esa que jamás se rindió, es lo único que perdurará. Como el amor de un abuelo a un nieto. Como el amor de Francisco Javier al Sevilla.