La victoria del Sevilla Fútbol Club frente al Atlético de Madrid supuso una inyección anímica descomunal no sólo para el la afición nervionense, que llevaba más de cuatro meses sin ver ganar a su equipo en el Ramón Sánchez-Pizjuán, sino también para la plantilla que dirige Quique Sánchez Flores. Por primera vez esta temporada el club de Nervión lograba dos triunfos consecutivos en LaLiga lo que permite a día de hoy tener un colchón de seis puntos de distancia con respecto a los puestos de descenso.
Pero el partido ante los madrileños, decidido por el único tanto de Isaac Romero al cuarto de hora de juego tras cabecear el canterano en el segundo palo una asistencia de Ocampos también con la testa, no estuvo exento de polémica. Si bien es cierto que los jugadores del Atlético de Madrid reclamaron un posible penalti de Marcos Acuña sobre Álvaro Morata, mucho más claro y evidente fue el cometido por Nahuel Molina sobre Isaac Romero en la segunda parte.
El lebrijano ganaba claramente la posición al lateral colchonero poniéndose por delante y este le trababa con la pierna pierna izquierda para acabar echándosele encima y derribándolo por detrás. Incomprensiblemente esta acción quedó sin castigo, pues tampoco el VAR entró en rearbitrar la decisión Iglesias Villanueva. Pero mucho más flagrante fue que incluso no se castigara en esa misma jugada, antes del posible penalti, una clara agresión sin balón sobre un jugador del Sevilla.
Ha sido el usuario de X @Zumito_Bade quien ha reparado en la importancia de la acción, que podría haber dejado con diez jugadores al Atlético de Madrid si el VAR hubiera intervenido, pues en esta ocasión al tratarse de una agresión debería haberlo hecho. El compañero que asiste a Isaac Romero es Lucas Ocampos, quien recibe un balón de Acuña desde la banda izquierda.
El '5' parece que en realidad de tira un autopase que finalmente es recogido por Romero desembocando en la jugada del posible penalti de Molina, pero es el lebrijano quien se lleva el balón porque el argentino fue derribado claramente ya sin balón por Gabriel Paulista, quien abrió su brazo derecho para cortar el paso y golpear a Ocampos en una clara agresión sin balón que le podría haber costado la expulsión por roja directa al central del Atlético. Al final, ni penalti ni expulsión, pero el Sevilla acabó logrando lo más importante, los tres puntos.