“Directiva, dimisión”. Así resuenan las paredes del Edificio Sevilla 2 en el momento de la escritura de este artículo. Son voces de niños pequeños, de uno de los colegios que rodean este bloque de oficinas, y que refleja bien la situación por la que atraviesa el club de Nervión. Son varios meses desde que la afición del Sevilla FC muestra su descontento y su desacuerdo con el palco. Así lo pudo comprobar ESTADIO Deportivo al término del empate ante CA Osasuna (1-1), que recogió el testimonio de unos aficionados que llevan desde septiembre sin presenciar una victoria rojiblanca como local.
En los cuatro meses transcurridos, el banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán ha visto pasar tres entrenadores con los mismos resultados obtenidos. Primero cayó Mendilibar y, poco después, hizo lo propio Diego Alonso. Ahora, es Quique Sánchez Flores quien ostenta el cargo de entrenador y quien no consigue dar con la tecla. Con todo, el sevillismo le exime de culpa.
Tal y como recogió el micrófono de ESTADIO Deportivo, los aficionados sevillista no tachan a Quique de “culpable de la situación”. “El problema no está en Quique, el problema es la gestión. Estos señores no estarían en mi empresa ni cogiendo teléfonos”, decía un aficionado. Al mismo discurso se sumaba este otro aficionado: “El problema no lo tiene Quique Sánchez Flores, ni muchísimo menos. El problema no puede estar en cuatro entrenadores. El problema es la directiva y su planificación”.
De hecho, el descontento general con la gestión de la directiva actual es claro y existe consenso máximo en que no es algo nuevo: “El partido de hoy es el mismo que desde hace 24 meses. Yo espero que si bajamos el presupuesto, se bajen el sueldo estos artistas. Ganamos la UEFA con la flor en el culo y eso maquilló la gestión”.
Con respecto a un posible relevo para Quique Sánchez Flores, sale a flote en el ambiente el nombre de Joaquín Caparrós. Si bien, el tono que acompaña a dicho discurso lleva tintes claros de “medida desesperada”. “Quique, ahora mismo, es el tercer entrenador de la temporada. Si no es él, como no venga Caparrós…”. “Da igual quien sea el entrenador. Tiene que venir Caparrós, porque igual así el Sevilla se queda en Primera”, decía otro aficionado.
Al final, los pequeños repiten lo que ven. Y lo que se ve en los alrededores del Sánchez-Pizjuán es un descontento generalizado con la actual gestión del Sevilla FC. Con el mercado de invierno en su recta final, se verán obligados a dar un golpe de efecto para revolcar la situación en LaLiga.