Seguramente aparezca alguno más este lunes a partir de las 10:30 horas, cuando la primera plantilla del Sevilla FC (o lo que queda de ella) realice una sesión de descarga a puerta cerrada en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios, porque el encuentro ante el Villarreal CF no pudo tener más intensidad ni más tensión. De momento, a las nueve bajas con las que afrontó Diego Alonso el duelo liguero se unirán tres más seguras para la cita del miércoles en Astorga para la segunda eliminatoria de la Copa del Rey. Tendrá que dar más descansos de los que pensaba el míster uruguayo, pues, si bien Sergio Ramos y Jesús Navas se perdieron la cita dominical por sanción, puesto que estaban tocados pero habrían podido seguramente llegar, Marcao acumula muy pocos entrenamientos y carece del ritmo y la confianza mínimos para ser alineado. Aparte, tampoco forzarán Nyland, Badé, Soumaré, Suso, Lamela y Mariano. Con algunos sería materialmente imposible.
El primero en ser sustituido de los tres que lo hicieron por lesión fue Marcos Acuña, que se resintió de las molestias que había sufrido en el isquiotibial derecho ante el RC Celta y que le obligaron, por cuarta vez este curso, a retirarse al descanso, aunque su técnico admitió que le había pedido seguir. Temía Alonso que se rompiera del todo el argentino, que resistió con masajes durante las parones del primer tiempo, siendo sustituido por un Pedrosa que resultó crucial al asistir a Kike Salas en el 1-0 y salvar el 1-2 en un pase de la muerte de Gerard Moreno a Morales. Antes de marcharse, el 'Huevo' realizó un par de buenas anticipaciones ante Adrià Altimira y Álex Baena, amén de rozar el primer tanto en un disparo cruzado con su pierna mala que desvió a córner Jorgensen. "Posiblemente se haya pillado a tiempo", espera el míster, que también confía en que no sea nada lo de Tanguy Nianzou.
El franco-marfileño estaba siendo, de largo, el mejor del Sevilla, ganando prácticamente todos sus duelos defensivos en el regreso a la titularidad, pero dejó su sitio en el minuto 72 a Kike Salas. No se marchó aparentemente con dolor o cojeando, por lo que podría haber sido un cambio meramente táctico o por reparto de cargas, ya que el ex del Bayern solamente completó el duelo copero en Quintanar de la Orden del 1 de noviembre, participando desde entonces alrededor de un cuarto de hora en Londres frente al Arsenal FC, otro en Anoeta ante la Real Sociedad y otro en casa contra el PSV Eindhoven. Sin embargo, se aplicó hielo en una de sus rodillas al sentarse en el banquillo, por lo que habrá que vigilar su evolución en las próximas horas. Igual que con Fernando Reges, lastimado en el alargue cuando corría para buscar un balón que no había podido rematar previamente en el área visitante.
El brasileño tropezó con tan mala suerte de que se dañó el hombro izquierdo, que ya tenía renqueante desde hace un par de semanas, justo antes de viajar a tierras donostiarras. El mediocentro, que había completado una buena actuación, se retiró visiblemente dolorido y siguió tratándose en el banquillo, por lo que, también por su edad, necesitará un tiempo de descanso antes de volver a la actividad, además de someterse a pruebas en la articulación que determinen si la dolencia es preocupante o puede corregirse de manera conservadora. Tres contingencias más para Diego Alonso, que cruza los dedos para que la enfermería, lejos de seguir llenándose, empiece a vaciarse.