El descenso a Segunda división no fue la peor noticia para el Real Valladolid... más bien lo malo vino después. Las consecuencias, más allá de lo que implica perder la categoría. Precio de jugadores que disminuyen, necesidad de dar salida a muchas piezas importante, el sentimiento de otros jugadores de querer marcharse a un Primera división, fichas que no se pueden asumir... El barco se hunde y hay que trabajar mucho para que vuelva a salir a flote... el peso de lo económico es un 'iceberg' difícil de sortear y parece que los grandes damnificados son los propios jugadores.
El equipo no tiene liquidez en estos momentos y se ha realizado una propuesta desde el club a sus jugadores de aplazar el pago de los salarios pendientes de la pasada temporada. Los futbolistas meditan si llevar a cabo una denuncia, algo que el Real Valladolid quiere evitar. Están negociando para impedir esas denuncias por impagos que impedirían la inscripción de fichajes, según desvelan los compañeros de Diario de Valladolid.
La situación se ha puesto muy complicada y el descenso es el gran culpable de este nuevo lío que se está viviendo en las oficinas de Zorrilla (uno que ya se vivió en la 2020/2021, y supieron salir del embrollo). El Real Valladolid en esta nueva temporada que está a las puertas de comenzar cobrará como un equipo más de la Segunda división, pero tiene aún que hacer frente a cuestiones que no han terminado de resolverse de su paso por la Primera división. Entre todas estas... se encuentra el pago de las fichas de la plantilla para la temporada 2022/2023. Tal y como reflejan en el mencionado medio, el club vallisoletano no puede asumir ese coste y está tratando de negociar para darle una solución a un problema importante. Si hay denuncias... se perjudicaría la inscripción de nuevos jugadores. Según queda detallado en la información, el club del que es propietario Ronaldo Nazário está haciendo uso de los capitanes en la negociación, para diferir los pagos. El límite marcado es finales de este 2023, pero por el momento todo lo que se sabe es que las posturas no están enfrentadas y las negociaciones avanzan favorablemente. Tampoco los jugadores que ya han salido estarían poniendo problemas, por el momento.
Los problemas económicos no se solucionan tampoco con los ingresos que ha percibido el Real Valladolid por las salidas de algunos jugadores importantes en su 2022/2023 (Weissman, Plata, Larin...). Esto se explica porque el club vallisoletano tan sólo puede gastar el 20% del beneficio de los traspasos y el 65% del ahorro. El limite salarial... ya ha sido rebasado por los actuales jugadores que conforman la plantilla de la 2023/2024 y aún hay que deshacerse de jugadores, tratando de conseguir otros con fichas más bajas.
La situación no es que haya venido de la noche a la mañana... se explica también por la forma en la que el club trabaja: desembolsa el 30% de las fichas a lo largo de la temporada y el resto (el 70%), al culmen de la misma. En este contexto, con el descenso, se ha sobrepasado y la tesorería se ha resentido: el club no tiene liquidez. Explican en el mencionado periódico que el límite del club vallisoletano era de 48.683.000 euros en el mercado de invierno pasado (esto hace que el 70% supere los 34 millones de euros). El club no tiene problemas en reconocer los impagos, eso sí, apunta que no se trata de deuda, sino de un problema en la tesorería. Lo explican por los desajustes temporales que se provocan al recibir antes los gastos que los ingresos y lo ejemplifican con la situación que ya padecieron al culmen de la 2020/20221, con el descenso. En ese momento, lograron el acuerdo con los jugadores para cobrar más tarde, que es lo que se busca ahora.