Las redes sociales reflejaban este pasado lunes el clamor general de indignación que la afición del RCD Mallorca sentía contra Mikel Merino, jugador de la Real Sociedad que marcó el pasado domingo el gol del triunfo de su equipo en el postrero minuto 90+3'. El centrocampista del conjunto donostiarra se elevó en el área para cabecear un centro desde la izquierda de Javi Galán, batió a Rajkovic y puso el definitivo 1-2 en el marcador de San Moix, que se encendió al ver como, en su celebración, el '8' blanquiazul se llevaba el dedo a la boca en un gesto con el que daba la sensación de mandar callar a la afición local. Ya en ese mismo momento el internacional español se encaró con varios futbolistas bermellones y en las últimas horas ha recibido numerosos insultos, lo que le ha llevado a emitir un breve comunicado para explicar su polémica celebración.
Para entender lo sucedido hay que contextualizar ese gesto. La frustración del vestuario del Mallorca y de su afición no sólo se debe al gol en el último minuto de un partido que tuvo que jugar con 10 desde el alargue de la primera mitad y a la controvertida manera de festejarlo que tuvo Mikel Merino. Los ánimos ya estaban muy caldeados por la polémica y rigurosa expulsión de Antonio Raíllo, que vio dos amarillas consecutivas en el 45+3'.
El árbitro del partido, González Fuertes, incluso había sido insultado y escupido cuando enfiló el túnel de vestuarios en el descanso y la segunda parte tuvo de todo, hasta acabar con cuatro expulsados y 13 amonestados. En medio de esa indignación general -los donostiarras también estaban muy enfadados con el colegiado asturiano-, el dedo de Merino fue la mecha que hizo explotar la olla a presión.
El jugador mallorquinista Dani Rodríguez saltó del banquillo para encararse con Mikel Merino por esa celebración y, para el mismo cometido, llegó a la carrera un furioso Sergi Darder. Los tres vieron amarilla. Luego, ante las numerosas menciones que recibía por redes sociales y la altísima hostilidad de las mismas, el centrocampista pamplonica decidió recurrir a sus 'stories' de Instagram para explicar lo sucedido, acabar con lo que opina que ha sido un desafortunado malentendido y dedicar palabras de respeto a la afición del RCD Mallorca, en pos de garantizar la paz de cara al nuevo duelo de la semana que viene en Anoeta, en el encuentro de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey.
"La afición del RCD Mallorca en todos momento mostró respeto y saber estar durante el partido. Por lo tanto, no tenía ningún motivo parea hacer ningún gesto en su contra. Es una celebración que hago cada vez que anoto un tanto, besándome el dedo en forma de L dedicado a mi pareja. Lamento que haya personas que lo hayan interpretado erróneamente", ha declarado el jugador de la Real Sociedad en un escueto comunicado aclatorio con el que espera poner fin a esta indignación general despertada en tierras baleares contra su persona y su equipo.