Francisco Salas4 min lecturaEs bueno, buenísimo, seguramente uno de los mejores jugadores de LaLiga, pero tiene un problema de comportamiento en el campo. Hablamos como no de Vinicius Junior. El brasileño se ha convertido a la vez en la gran estrella del Real Madrid y en el objetivo de todas las aficiones de LaLiga por sus gestos, protestas y salidas de tono. Ha sufrido muchos episodios racistas deplorables en los que se ha levantado -con mucha razón- como uno de los adalices de la lucha contra esta lacra en la sociedad en general y en el deporte en particular, pero si nos salimos de este plano, sus continuas protestas a los árbitros, choques con la grada y salidas de tono públicas le han granjeado una fama de provocador más que merecida.
Este sábado en El Sadar ha vuelto a pasar. En torno al minuto cuarenta y cinco y con su equipo ganando, en gran parte gracias a él, que había anotado el primer gol, el árbitro no ha pitado una falta que le habían hecho y se le ha ido de las manos la reacción, haciendo unos feos aspavientos que han obligado al trencilla a sacarle la tarjeta, y después de marcar el tercero ha vuelto a dirigirse provocativamente a la grada, pero sin que le suponga ningún castigo esta vez. Ya se quejó Ancelotti hace unas semanas de que a los suyos les sacaban demasiadas tarjetas por protestar y era algo que iba a tratar con sus pupilos, pero parece que esa conversación con el 7 o no ha llegado, o no ha hecho el efecto esperado. Por lo pronto ante el Athletic Club a la vuelta del parón de selecciones no estará, ya que esta ha sido su quinta tarjeta amarilla y tendrá que cumplir ciclo.
No solo se debe a estas cartulinas perdonadas, si no que también hay mucha preocupación porque algún día las 'idas de olla' que sufre le puedan costar un susto, tal y como le pasó ante el Leipzig, cuando primero arrolló a Orban sin balón con mucha dureza, y luego, no contento con eso, lo agarró del cuello. Esa acción debió ser una roja, pero tuvo la suerte de que ni el árbitro principal ni el del VAR lo consideraron así, permitiéndole acabar el partido. No obstante ahora viene el tramo más decisivo de la temporada y pese a que LaLiga esté casi ganada salvo una debacle, el objetivo es la Champions. Por lo pronto tendrá que tener mucho cuidado ante el City el 9 de abril, el día que volverá a vestirse de corto, ya que está apercibido en Liga de Campeones y una tarjeta le impediría disputar la vuelta, algo que su equipo no puede permitirse.