Rafa Benítez ha realizado un cambio significativo en el rol desempeñado por Iago Aspas en la presente temporada con el Celta. El entrenador madrileño ha decidido retrasar la posición del destacado goleador celeste para aprovechar su creatividad como elemento central en la generación de juego en la zona final del campo, actuando como vínculo entre Larsen y Bamba. Sin embargo, a pesar de este cambio en su función, el delantero de Moaña ha disparado un total de 13 veces a portería en lo que va de la temporada, aunque aún no ha conseguido anotar. Este hecho resulta inusual para un futbolista que ha registrado un historial de ocho temporadas consecutivas en las que ha marcado 12 o más goles.
Por otro lado, la situación es completamente distinta en el caso de Carlo Ancelotti y Jude Bellingham. El joven centrocampista parece no requerir de un período de adaptación y ha logrado anotar seis goles en tan solo seis partidos con el Real Madrid, quedándose únicamente sin marcar en el enfrentamiento de liga frente a la Real Sociedad.
Aspas nació hace 36 años en Moaña, un municipio situado en la parte meridional de la comarca del Morrazo en la provincia gallega de Pontevedra, mientras que Jude Bellingham hizo lo propio hace 20 años en Stourbridge, una localidad perteneciente a la ciudad metropolitana de Dudley. El español ha desarrollado toda so carrera como delantero y la demarcación del inglés ha sido el centro del campo, aunque cuando era más joven caía a banda. A priori no hay nada en común entre ambos, al margen de que son buenos futbolistas, pero los están hoy donde están gracias a la misma persona, Paco Herrera.
El ex entrenador de Las Palmas o el Zaragoza, entre otros, llegó al banquillo del Celta de Vigo el verano de 2010, dándole la oportunidad a Iago Aspas de subir al primer equipo gallego y demostrar lo buen jugador que era. Lo mismo hizo casi una década después con Bellingham en el Birmingham, a donde llegó como segundo técnico de Pep Clotet.
La oportunidad de volver al fútbol inglés le hizo cambiar sus planes de retirada, tal y como confiesa a ESTADIO Deportivo. "Estábamos con el covid en pleno apogeo y a mí me llama un amigo (Pepe Clotet), con el que había sido compañeros en el Espanyol, y me llama para decirme que va a entrenar al Birmingham y necesitaría una persona como yo para echarle una mano. Le dije que sí. Había pensado en dejarlo todo, pero me satisfacía volver a Inglaterra, y allí hice lo que siempre he hecho en cualquier equipo, mirar abajo", explica Herrera.
Durante sus visitas al segundo equipo del Birmingham y a los juveniles fue cuando Herrera descubrió a "dos chavales que valían la pena y uno de ellos era Jude (Bellingham). Tenía 16 años, pero le dije (a Clotet) que era un jugador distinto y que había que subirlo".
Herrera siempre ha mirado a las canteras, en todos los equipos donde ha estado, aunque "a veces ha encontrado algo y a veces no". Eso sí, el catalán afirma que no tiene relación con ninguno de los jugadores que ha descubierto a lo largo de su carrera. "Una vez que ha acabado esa etapa yo siempre me he mantenido al margen. A mí no me gusta molestar. Como yo he sido jugador, sé que los jugadores cuando acaban una etapa están a lo tuyo. Podía tener cariño por una persona que se ha preocupado por mí, pero eres joven y estás a lo tuyo". Todo ello pese a que hizo buenas migas con la familia Bellingham. "Me cogieron mucho cariño y estaban agradecidos a mí y al entrenador, que al final es el que lo tenía que poner", indica.
"Siempre me ha gustado darle la oportunidad a ese tipo de jugadores jóvenes, es el caso de Bellingham, que ahora está explotando. Estoy muy feliz de verle al nivel que lo estoy viendo porque es un chico ejemplar", concluye Paco Herrera.