Florentino Pérez ya está obligado a traerlo sí o sí al Santiago Bernabéu o si no más de un aficionado se lo echará en cara. Aunque todavía no se ha confirmado oficialmente el fichaje de Kylian Mbappé por el Real Madrid, son muchos los seguidores blancos que ya lo ven con la elástica madridista y hasta celebrando sus goles en la 'Casa Blanca'.
Y para muestra un botón. El rostro y el nombre del jugador galo ya están presentes en los aledaños del estadio madrileño. Concretamente, en los tradicionales puestos de productos del conjunto blanco, donde ya se venden bufandas con la cara y el nombre del campeón del mundo.
Al lado de estrellas del club como el inglés Jude Bellingham y el brasileño Vinícius Junior ya está Mbappé. "A la gente le llama mucho la atención. Y estamos vendiendo bastantes", comentó a EFE una de las personas que cuentan con esta bufanda en los puestos en las inmediaciones del Santiago Bernabéu.
Cabe recordar que hace diez días, el jugador del PSG anunció su marcha definitiva del conjunto parisino a final de temporada. No obstante, no sólo el Real Madrid le desea. También se escuchan rumores que llegan desde la Premier League e, incluso, de Arabia Saudí.
Este domingo, el nombre del delantero francés también es noticia por culpa de Luis Enrique. El técnico asturiano ha decidido tomar cartas en el asunto y hoy, ante el Rennes, le ha sustituido cuando restaba casi media hora para finalizar el encuentro. Y lo peor es que lo ha hecho con el equipo perdiendo 0-1.
Fruto de semejante cambio se han escuchado unos silbidos en El Parque de los Príncipes cuando se marchaba Mbappé del campo, pero todo apunta a que estaban dirigidos al preparador español por sacarle del terreno de juego.
Es cierto que no ha sido ni el mejor partido del PSG, que al final ha terminando empatando el partido con mucha polémica en el minuto 97 con un penalti que tuvo señalar el colegiado con la ayuda del VAR, ni tampoco la mejor actuación de Kylian. El ariete internacional apenas inquietó al meta visitante y tampoco gozó de muchas ocasiones para hacerlo.
Al menos, se llevó la grata noticia de que la afición parisina no le guarda rencor por haber decidido terminar su aventura parisina. Cuando la megafonía le anunció antes del comienzo del envite en la alineación, todo el público coreó su nombre al unísono como de costumbre. Y cada vez que tocaba el balón, muchos eran los que le aplaudían, conscientes del poco tiempo que le queda ya en París.