A siete puntos del descenso pero, por si acaso, Raúl Martín Presa y el resto de dirigentes del Rayo Vallecano han creído oportuno que el barco franjirrojo debía cambiar de capitán tras conseguir sólo un triunfo en los últimos catorce encuentros ligueros. Y ayer por la noche anunciaban la destitución del técnico almeriense Francisco para, hoy, presentar al nuevo encargado de dirigir la nave vallecana, Iñigo Pérez.
Sin embargo, el presidente rayista se ha metido en un buen charco a la hora de hacer balance sobre la estancia del preparador andaluz durante la presente campaña. Y sus palabras no han sentado nada bien a su hinchada: "Los resultados no han sido los que debían ser. Veníamos de una racha muy peligrosa y hemos creído que había que dar un cambio de rumbo, con todo el dolor de mi corazón. El estadio a veces no tuvo cariño con Francisco. Es mi sensación y el run run que he notado. Siempre hay un favorito en todas las familias y creo que a mucha gente se le permite mucho y a otros se les condena más los errores".
Y no se ha quedado aquí, el máximo dirigente se ha despachado a gusto contra la parroquia de Vallecas: "He visto que ese apoyo y ese ambiente no ha sido el cariño que yo creo debiera ser el merecido por la profesionalidad mostrada y el respeto al escudo que ha tenido Francisco. Es una sensación personal y compartida por el resto de miembros del Consejo y la dirección deportiva. Todos queremos gustar pero por mucho que hagamos a veces no depende de nosotros".
Sobre Iñigo Pérez, quien la pasada temporada ya estuvo en el Rayo como segundo entrenador con Andoni Iraola, también se ha pronunciado: "Tenemos mucha confianza en él y su llegada ha sido todo muy fácil. Queríamos que viniese, ha trabajado en otras funciones en el club y sabemos lo que piensa del fútbol. Son formas similares de verlo a la de Iraola y le deseamos la mayor de las suertes y muchos éxitos porque serán los del Rayo. El reto es muy importante, es mantener al equipo en Primera en el año del centenario".
Por último, Martín Presa ha hecho referencia a la decisión de la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, que acordó proponer una sanción de 6.000 euros y la prohibición de acceso a los recintos deportivos por un período de 12 meses al aficionado, menor de edad, que tocó el culo a Lucas Ocampos en el duelo entre el Rayo Vallecano y Sevilla: "Cada persona debe ser responsable de sus actos. El club siempre condena cualquier tipo de violencia y da máximo respeto a rivales, árbitros y aficiones visitantes. Desde el club no se promulga otra cosa pero creo que es inconstitucional que una persona pague el pato por otro. Si una persona que entra a un campo de fútbol puede decir cualquier improperio habrá que sancionarle pero lo que no podemos hacer es que la gente entre descalza, sin cinturón y sin tirantes para que no haga nada. Quien hace una acción incorrecta que la pague", concluyó.